martes, 31 de julio de 2012

MEMORIAM


Yo les hablo de la vida emanada en los humos de la noche
anegado de aromas de cocina,
renacido de las voces y a los sueños
agolpados, y encendidos en las velas
que atraviesan esas sombras,
donde nadan las estrellas
o navegan los cometas con sus velas,
con el grillo en la ventana que hace coro al silencio del verano
y que es un nacimiento insondable y repetido
que hipnotiza y que se pierde
en ese sueño.


Las estelas de la cera que se ha quemado
se aposentan en fantasmas y pululan por el aire,
y se cortan en la esquina de la alcoba
donde atracan, lentamente, en la nariz de los pequeños
que dormían.


El sueño se ha acercado silencioso
y se posa sobre ojos palpitantes,
que han dudado si cerrarse
en los miedos incipientes de sombrías sensaciones
de ese hombre que aún, es niño,
tan sincero como el viento ululante
de tormentas y entre nubes,
con relámpagos hirientes
y ha tapado con las manos y la cara, las almohadas
de esos miedos.


“Me he dormido atrapando pesadillas
atrapando algunos sueños que sonaban con los lobos,
allá lejos, en los bosques y montañas,
aullando como fieras insaciables de sudores,
de los gritos que apuntalan las pared del dormitorio,
que saltaban a las figuras de los dioses
en los cuadros, los colgaron mis abuelos,
y al rosario.


El despavorido grito
aguardó en el resquicio de la puerta,
y la vela, se asomada entre las sombras,
alumbrando los suspiros de mis padres,
el disgusto de la muerte,
en los lutos que llenaban de tristeza
mi mirada de chiquillo,
y sentí toda esa noche el calor de mis abuelos,
del hermano que lloraba, principiando en aquel viaje
y que ya nunca, se sabría de un regreso;
sólo entonces, comprobé que las lágrimas...
sí volvían.


Mi cabeza preguntaba y preguntaba
sin control y sin medida,
y jamás hubo respuestas.
Agujeros negros, constelaciones,
nebulosa ilimitada...
Me subí a la luna y la guié por esas nubes
que creí me guiarían al hermano,
y toqué tantas estrellas,
los cometas y el sol del infinito,
suplicaba a todos ellos el camino recorrido por mi hermano
y soñé con aquel juego que brillaba en teorías de Copérnico,
en los besos de dulzor con sonrisas congeladas,
en los cielos del amor y de la espera,
expectativa dilatada
que estiraba los minutos y los años,
y el hermano tan querido,
no volvía...
Comenzó la madrugada y me traía una luz
por el naciente, lastimando en las retinas
y en el alma en ese sueño concebido
de la espera infinita, de ilusiones
y en los partos de las nadas.
¡Cuánto lloro, cuántas mañanas,
cuantas carreras al bajarme de la cama!,
a buscar en la cocina,
en los fogones y en el fondo del tazón,
¡cuánto aparté aquella cortina!, la gasté de tanto usarla,
asomándose a mis ojos cristalinos escrutado el horizonte,
y seguía sin ver nada,
y a tanto, fui creciendo
refugiado tras la barba y el bigote en la esperanza,
que ya raspaba...


No le olvido”.


Ángeles Sánchez Gandarillas ©
1-VIII-2012

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso Lines! Magda

Anónimo dijo...

No dejes nunca de llenarnos la conciencia con tu escritura.
José

Anónimo dijo...

¡Dioses, qué frase dejaste!, me ha escalofriado...
¿JL?
A-brazos-partí-dos. lines

Anónimo dijo...

No importa quien es JL, lo verdaderamente importante son las cosas que dices mezclando correctamente las letras. Me llegas al alma. Sigue, sigue y no pares nunca.
Otra vez JL

Anónimo dijo...

¡Ay!..., mezclar letras con sentimientos, a veces un poco más de aquello que de lo otro, siempre hay un color de fondo: El alma... de cada persona que lee, de la que escribe y, ella, no le olvidaba...
A-brazo-partido. Lines