viernes, 27 de julio de 2012

¡ASCO DE POLÍTICA!



He dicho otras veces que a mi, la política no me gusta. También he dicho que seguramente no me gusta porque la han prostituido los políticos. Pues bien, me mantengo en ambas afirmaciones.

Por ello, no leo la prensa. Como solo habla de política, y de los deportes no soy amante, ¿Para que leerla? Desde nuestra llegada a la democracia, los de izquierdas dicen que los de derechas están equivocados, y viceversa. Absolutamente todo lo que hace el otro está mal. Y si uno no es tonto del todo, de sobra se sabe que eso es imposible.

Ahora resulta que nos llega una crisis que casi de repente nos pone a todos los cojones en la garganta. A Zapatero se le quedaron incrustados en ella, en la garganta, y no pudo usarlos para llamarla por su nombre, y la llamó “desaceleración”. Rajoy los tuvo para prometernos Jauja, y cuando montó en el “machito”, se lamentó de no poder darnos lo ofrecido porque la bancarrota que encontró era muy superior a lo que esperaba. ¿Qué clase de oposición hizo que no supo ver la verdad de lo que estaba ocurriendo? ¿Tan tontamente puede un político saliente engañar al político entrante?

Pues si entre ellos son capaces de mentirse así, ¿Qué podemos esperar de lo que nos dicen a nosotros? Se confirma aquí el refrán aquel de que la política es como el amor: “Prometer hasta meter, y una vez metido, nada de lo prometido.”

Asco de política, no. Que la política es imprescindible. ¡Asco de políticos! Que todos van a lo mismo. Ya lo dijo hace muchos años aquél que quería ser comunista: “Si, si. Yo comunista. Que entre lo que yo tengo, y lo que me toque del reparto de lo de los demás, viviré mucho mejor”

Lo de que todos van a lo mismo, quiere decir eso, a vivir alegremente de la política, amparados en discursos preñados de demagogia que encandilan a la masa que no piensa. Hombre, a lo mejor, tampoco todo es tan drástico como yo lo veo, y hay alguno que empieza pensando en el bien común…. Pero si le toca a él arrimar el hombro, la cosa empieza a cambiar de color.

Recibí un correo que casi me deja sin respiración. Dice que en España hay actualmente cuatrocientos cuarenta y cinco mil, quinientos sesenta y ocho políticos que cobran del presupuesto nacional. El doble que en Italia, y trescientos mil más que en Alemania. Tenemos más políticos que médicos, policías y bomberos juntos. Y estos cuatrocientos cuarenta y cinco mil quinientos sesenta y ocho políticos, piensan salvar a España reduciendo funcionarios. ¿Sobran médicos y enfermeras? Pues no lo creo, porque yo debo esperar como medio año para que me atiendan de una dolencia. ¿Sobran bomberos? Claro, claro, por eso se ha quemado media España en estos días ¿Sobran profesores? Bueno, esto puede ser… Total, para ser político pocos títulos son necesarios. ¿Sobran científicos e investigadores? Así nos crece el pelo, pagando royaltys hasta por un atrapamoscas que queramos fabricar. ¿Sobran inspectores de Hacienda? Seguro. Que los pobres y miserables que viven de nóminas y de pensiones están bien controlados para chuparles hasta la última gota de sangre. Banqueros y grandes empresarios, no necesitan inspectores, que estos siempre son amigos de los políticos de turno…

Este mismo correo informa de cosas curiosísimas. Habla de sueldos medios, y dice que un maestro gana mil cuatrocientos euros al mes, por preparar al pueblo para la vida. Un policía, mil seiscientos por arriesgar por nosotros su vida. Un bombero, mil ochocientos por salvar nuestra vida. Un médico, dos mil doscientos por mantenernos con vida. Todos ellos, como mínimo, con título de bachiller superior más oposición. Un diputado gana como mínimo tres mil, más prebendas, por jodernos la vida, y no necesita más estudios que un dedo poderoso de su partido que le señale.

Y hay cosas que a mi me parecen sencillísimas, con las que se podrían arreglar muchos desarreglos. Por ejemplo, eliminar las pensiones vitalicias de senadores y diputados. Si están en edad de trabajar, que trabajen, y si no lo están, que cobren arreglado a lo que trabajaron. Revisar los sueldos de los alcaldes, (que ni mucho menos son los salvadores del municipio), y dejarles una paga digna, pero siempre dentro de la decencia. ¿Ha devuelto algún político ladrón el dinero que se llevó? ¿Han devuelto a las Cajas los partidos políticos el dinero pedido para sus campañas? ¡Ahí, ahí, los inspectores de hacienda!

Luego los coches oficiales, que asegura el correo recibido que tenemos en España más que en Estados Unidos. Y las tarjetas Visa Oficiales. Y fuera también los llamados “cargos de confianza”, para que los ocupen funcionarios con oposición…

La verdad es que yo no se si todos estos datos que leí en ese correo recibido son exactos, pero me inclino a creer que si lo son. Y si lo son, pienso por ello que a los periodistas de nuestro país, también se le subieron los cojones a la garganta y no le han vuelto a bajar a su sitio, porque ni antes con los unos, ni ahora con los otros, se atreven a llamar las cosas por su nombres… ¡Y todavía me preguntan mis amigos si sigo sin leer los periódicos…!

Jesús González ©
Julio 2012

2 comentarios:

Laura dijo...

No se podría expresar mejor, y con menos palabras, la situación del país. Lástima, Jesús, que no escribas todas tus reflexiones en alguno de esos periódicos que sigues sin leer.
Saludos.

Laura

Anónimo dijo...

Jesús, dicen que hay algunos periodistas pillados por eso que se les subió a la garganta, y miran, muy mucho, por sus puestos de trabajo, que amigo mío, a ese respecto, estamos todos con los perendengues en el gañote. Se piensa en la calle que si querían que el miedo nos aplacara, lo han conseguido. Dicen, igualmente, que los que entraron se hartaron de decir que nos engañaban los otros, eso también ocurría en comunidades de distinto color político, y el votante ilusionado de entonces, se pregunat: si eso decían para entrar, ¿cómo es que parecen haber engañado prometiendo lo que era imposible?
En fin, la gente dice porque piensa, y si es peligroso cavilar, mejor será escribirlo sin pensar...
Abrazo "fermosura" y muy buena este crónica-crítica periodistica de politica-social.