miércoles, 27 de junio de 2012

PRÓRROGA



Oía el silencio de la noche con la ventana abierta y pensaba...

La vida era tremenda, no había ni paréntesis ni descansos, tan solo el sueño que aislaba de las horas, todas ellas a la espera de abrir los ojos, a la espera de que nos diéramos cuenta de que se desgranaban poco a poco, en el sonido implacable del momento, ese que en otro desaparece y así sucesivamente.

En alguna ocasión, pretendí no dormir, pretendí no perderme un instante pero, es una dura tarea esa, tan dura que el cansancio se descoloca y con él, se descolocan los segundos; sí, los que querías aprovechar, se agolpan entre las sienes y te doblegan y te hacen caer con toda tu arrogancia insomne, con el mismo ímpetu que una juventud incipiente y arrebatadora, sin querer, porque sí.

La música de Papetti, suena en largas notas de su saxofón y el tiempo y mi respiración se hacen uno, lenta y suavemente... Oigo y noto palpitar mi pecho y no me solicita ninguna prorroga, ningún suspiro, solo noche que se pierde en el oscuro tiempo, en el transparente suspirar, en el suave ruido intermitente del reloj y del corazón, todo ello intangible y ciertamente real..., el cuerpo funciona como un poeta declamando su poema a la vida.

El tiempo y respirar, ineludible si quieres permanecer en la vida, si quieres la felicidad ansiada que buscas, y, que al encontrarla, es posible, que por falta de tiempo o por la entrecortada respiración, no la reconozcas y sigas dando vueltas y vueltas, tan cerca y tan lejos...

Un paréntesis encubierto donde el descanso es cambiar de actividad, donde lo monótono, de lo que también huyes, te alcanza si te acomodas demasiado o si te solazas en cada uno de los instantes en que se pretende prorrogar, pero, claro, no sabes si el resultado será un empate entre el tiempo y la respiración y por tanto, ignoras si demorarás este juego ininterrumpido entre dos..., ese juego de la existencia que quieres que subsista.

Un paréntesis en el trabajo, otro de la familia, otro de los amigos o de las vacaciones, -parece mentira que de ellos también necesites un descanso cuando, son prórrogas lo que sueles pedir-, otro de tus aficiones, otro de...

En fin, mucho paréntesis y muchas prórrogas, y ambas tienen una ventaja, que vives para intentar conseguirlas, aunque como máximo, obtengas un suspiro en la constante respiración y un momento de tu
tiempo para suspirar...

Abrazo sin tiempo que aprieta un suspiro.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
27-VI-2012

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