jueves, 28 de junio de 2012

CUENTOS INFANTILES



Los cuentos infantiles que leímos en de la década de los cincuenta, nos llevan a ver a los malos como muy feos, a los bellos como muy buenos, a los ricos como el dechado de delicadeza bienoliente, bondad y belleza y a los pobres, brutos malolientes, sucios, feos y malos.

Si eso hubiera sido cierto, todos los feos estarían/amos encarcelados y la vida sería un Edén para los demás.

Habría también, una pléyade de personajes bien vestidos, bien hablados y bienolientes que nos engatusaran, tendrían nombres especiales, pero no se llamarían ogros, ni monstruos, ni animales descomunales, ni sus babas serían pegajosas o malolientes, nada de eso. Estos cuentos de ahora tendrían protagonistas que se llamarían: Alí Babá y los cuarenta políticos, el banquero saltarín, Pulgarcito el piadoso, el abogado y los siete enanitos, la hipoteca de los tres cerditos, etc., y todos ellos llevarían un apellido que acabaría de hacerlos inaccesibles: Prósperos.

Menos mal que son unos pocos, ¿o no?

Esos cuentos de nuestra más tierna infancia, ha deformado nuestra percepción de la realidad, incluso, al valorarnos a nosotros mismos..., porque, ¿quienes somos ahora, los buenos, los malos, ó los ogros que protestan...?

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
28-VI-2012

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La ilustración del relato, muy buena...
Y, ¿quién será Pinocho?. ¿cuántos Pinochos hay?
La dama de hierro

Lines dijo...

No lo sé, pero, Geppeto nos hizo una faena curiosa y el hada, ¡no digamos!, mira que dar vida a un mentirosillo con cara de bueno; si por lo menos, en la realidad se les alargara la nariz a los que mintieran...
Lines