jueves, 1 de marzo de 2012

MASCARADAS.


Febrero nos trae la fiesta por antonomasia. En casi todo el mundo existe este festival de colores aunque algunos de estos festivales se celebran en diferentes fechas. Son los días en que se manifiesta la protesta, la imaginación, lo que quizá te apetezca ser, probar a ver que se siente.

Los buenos se disfrazan de demonios; los muy varoniles de señoritas velludas; hay pilotos sin avión; trogloditas ateridos de frío; los delgaditos con indumentarias de orondos, (al revés es más difícil); animales terrestres, nadadores o volátiles con aspecto humanoide, cantantes afónicos; aparecen de pronto los respetuosos convertidos en descarados, locos disfrazados de sensatos y los cuerdos transformados en orates.

Nunca se vio descontrol más controlado, ni burla más respetuosa.

Todos volvemos a casa descansados del año que concluyó con la realidad de 364 días de tensión y estrés desorganizado. Un día ha bastado para relajar los desequilibrios y los enfados. Hay gentes que jamás se visten, ¡felices ellos!, poseen una fuerza mental para evadirse de admirar.

Las carnestolendas son impresionismo y expresionismo, brochazos coloristas de ansias y vidas extenuantes.


Ángeles Sánchez Gandarillas
Febrero de 2012

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