martes, 6 de diciembre de 2011

RUTA LITERARIA EN OVIEDO


Guardo un recuerdo muy entrañable del día 26 de noviembre. El día que nos juntamos, junto con el Club de Mazcuerras y los lectores del Club Pumarín de Oviedo, para hacer la Ruta Literaria sobre el libro que habíamos leído este verano, “Nosotros los Rivero”, de Dolores Medio y casi autobiográfico, en celebración de su centenario. Para mí doblemente emotiva, ya que como soy asturiana de nacimiento y tengo familia en Oviedo, aproveché para quedarme unos días.

Y allí estaban todos a las 10,30, en la salida de la Estación. Mi prima Ángela me acompañó pero se marchó al poco rato. ¡Mucha gente desconocida! Nos dieron la bienvenida Chelo, la bibliotecaria, acompañada de Inmaculada, concejala de educación. Todo fueron amabilidades y sorpresa tras sorpresa.

Calle Uría, con sus buenos edificios y comercios, hasta la Plaza de la Escandalera, desde donde se ve el Teatro Campoamor, sede de los premios “Príncipe de Asturias”. En dicha plaza hay una figura de Botero, “Maternidad” que entre la gente joven se dicen: "¡Quedamos en la gorda!"

Ni que decir tiene que Oviedo está precioso y cuidadísimo. Seguimos hasta la Universidad, donde estaban las cadenas en las que se columpiaba Dolores “Lena”, su casa, los rincones por donde jugaba. Todo disertado por Carmen Ruíz, (catedrática, y muchas cosas más). Daba gusto escucharla; luego vino la Calle San José, donde se fueron a vivir en la decadencia. La Plaza del Paraguas, muy original y que no conocía, nos sentamos en unos escalones a escuchar otra sorpresa. Una pareja de jovencitos del Conservatorio nos dio un pequeño recital, y mientras nos obsequiaron con bombones para coger fuerzas.

Luego subimos por la calle que le llaman "Sal si puedes" donde quedaban restos de la antigua muralla. Vimos la calle Cimadevilla, la más comercial en la época del libro y salimos por la Puerta Nueva, por la que se escapaba Lena para ir al campo. Del Ayuntamiento pasamos a la Catedral que ya conocía, pero otra sorpresa fue que nos dejaron ver la Cámara Santa, con tantas importantes reliquias para la cristiandad y las cruces de los Ángeles y de la Victoria. Pero como yo me llamo Eulalia y sé que me pusieron ese nombre por ser la Patrona de Oviedo, me hizo mucha ilusión saber que está representada en la puerta principal de la Catedral y en la Cámara Santa había una talla yacente en madera policromada preciosa. ¡La pedí protección y la recé!

Chelo, te diré que eres como una enciclopedia viviente. Me decías que es que te gusta mucho hablar, pero una cosa es hablar, y otra es hablar sabiendo lo que se dice y enseñando ¡chapó!

Otra sorpresita fue a la salida, en que un grupo folclórico, tocó y bailó para nosotros. Luego nos enteramos que en fines de semana, amenizan las calles por el casco antiguo, con sus mercadillos en la Plaza del Fontán muy típica, y sus terrazas. En autobús nos llevaron a las afueras a comer en una sidrería enorme “Tierra Astur” y puedo decir que he estado en Asturias comiendo una "FABADA" dentro de una "CUBA". Del techo colgaban centenares de botellas a modo de lámparas. La comida regada con vino y sidra, comenzó con selección de quesos asturianos, seguido de la consabida fabada untosa y deliciosa, seguida de carne guisada con patatas y pimientos y de postre no podía faltar lo que más me gusta, arroz con leche y una casadielle, café y chupito para rematar ¿Hay quién dé más?. De final, subida al Naranco y Prerrománico con luces y anocheciendo, divisamos la panorámica de Oviedo iluminado, como remate a un día tan singular.


Mª Eulalia Delgado González ©
Diciembre 2011

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