jueves, 29 de diciembre de 2011

LAS CAMPANADAS


El guardabosque llamó de nuevo a su mastín sin obtener respuesta... La mesa estaba dispuesta; cena especial, espumoso, uvas y una pequeña TV. para celebrar la Noche Vieja. Estaba intranquilo, Rocco seguía sin aparecer.

Fuera caía la nieve y ya era noche cerrada. Decidió salir a buscarlo, se abrigó, se puso las raquetas, cogió una linterna y un serrucho y se internó en el bosque.

-¡Rocco…! –llamaba. Escuchó de pronto sus ladridos y fue en esa dirección, y allí estaba, casi cubierto de nieve bajo la rama de un árbol caído. Le quitó la nieve, lo frotó para hacerlo reaccionar, lo puso de pié, pero se dio cuenta de que tenía una pata rota. Tuvo que llevarlo casi arrastras.
Por fin divisó la cabaña. Delante de la chimenea, encendida con buenos troncos crepitando, lo entablilló la pata.

La TV. seguía conectada con las campanadas y se dio cuenta de que solo faltaban cinco minutos para entrar en el Nuevo Año. Cogió sus uvas y una copa de champán. Las campanadas iban sonando y él se sintió dichoso en la soledad del bosque junto a su gran compañero que lo miraba con ojos de agradecimiento.

Mª Eulalia Delgado González ©
Diciembre 2011

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