viernes, 9 de diciembre de 2011

DEDICADO...


(A los poemas de Edith Checa
Me gustaron mucho los pequeños, ¡sí!, y también los más extensos...)




Estas letras me recuerdan los poemas
con lirismos y nostalgias,
y la noche que despeja en contadas ocasiones,
que te llama a la espera de nacer las primaveras
nuevas flores
o, se guarden en otoño las hojuelas
de los árboles señeros,
que reviertan a los ojos las historias
y las cimas montañosas.
Esos ríos que erosionan tantas penas en las riadas
y no dejan que te mires al espejo de las aguas,
de las nubes
ni en los pozos congelados de las frías madrugadas.


Sí, son letras que definen cada vena,
atestadas de sangrías
que han dejado el latido en minoría.
No es que importe porque hay una Selene
que brillando nos sitúa
asomada por los campos y ciudades del recuerdo,
despejando nubarrones de tormenta enfebrecida,
es la muestra del trabajo,
es la estirpe,
es el fruto y los poemas...


¡Poetisa!, hoy los soles se han tapado,
ensombrecen pero son ese contraste
de la noche con los días,
los luceros, ilusiones
y también puede ser cambio.
Y se olvida el desespero,
se arrinconan las batallas,
es posible conseguir la compañía de algún sueño
impregnado en purpurinas,
descarado e indecoroso,
tan brillante que se apaguen las estrellas
en su envidia.


No habrá frutas como esas,
no habrá cielos,
ni habrá tierras,
sí sarmientos enredados en tus sienes plateadas,
ni tampoco habrá mieles que almacenen las abejas
que se igualen al dulzor de esas vivencias...,
¿lo imaginas?




Llenarás cien mil renglones de un tirón,
sin más esfuerzo que cambiar cada poco de plumilla,
los escritos a otras gentes se le antojen invisibles
e indivisos, caminando por el éter de caricias
entre espigas,
entre juncos de marismas que despeinan los adentros
con quimeras que se encuentran
en pasiones de grosellas
que nacieron en septiembres,
de ese cáliz que es veneno
y a la vez, es revulsivo
de un amor inexistente con pasiones irreales...


¡Cómo siempre que te leo,
me lo traigo hacia mi vida,
a mis letras como incendios de los bosques en verano,
expandidos por el viento...!


¡Quién pudiera tomar nota en manantiales,
que prorrumpen de la presa,
y que guardan sentimientos y sensibles poesías,
remansados en las páginas escritas!


Ángeles Sánchez Gandarillas ©
9-XII-2011

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