La brisa alborotaba sus cabellos y el aroma a flores penetraba a través de sus sentidos. En el cielo unas nubes blancas dibujaban imágenes preciosas y ella, tumbada entre la hierba, se dejo llevar abstraída por aquella paz.
Cerró los ojos y cogió aire, aspiró con todas sus fuerzas aquel aroma embriagador y se adormeció allí tumbada. A su lado sin hacer ruido, él se acostó junto a ella, la rodeó con sus brazos y la besó con cariño. En su boca apareció una sonrisa y abrió los ojos lentamente.
A lo lejos las campanas de la vieja iglesia repicaban sin cesar y los dos allí tendidos, entre la hierba, se volvieron a quedar dormidos.
Flor Martínez Salces ©
Noviembre, 2011
1 comentario:
Nostalgia y mencolía en corto, letras que comunican en largo y que embrujan, dando riendo suelta a la imaginación. Lns.
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