martes, 8 de noviembre de 2011

DÍAS


Sí, hay días extraños. Quizá sea el frío que azota los cuerpos dejándoles casi ateridos, más por el cambio brusco que por las temperaturas en sí.

Y entonces se da uno cuenta que no tiene nada que decir, que se sienta ante las teclas a pensar, ¡solo eso, pensar!.

Incluso lees a primera hora, para nutrirse de buenas nuevas, de párrafos que están vacíos del día a día, ese que parece ser perenne noticia aciaga, llena de crisis, de hambres, de paro y de tiempos climáticos que desconciertan almas y cuerpos, ante un futuro de destrucción por medio de la naturaleza que tanto hemos castigado...

Entonces piensas la suerte que tienes. Sí, tienes la opción de elegir lecturas, de apagar los aparatos, de sopesar cada una de ellas, esas noticias que se adornan y que por si fuera poco lo nefasto, lo abundan con datos que en otros momentos, hubieran pasado desapercibidos, ignorados y rompe aún más el escaso equilibrio de los acontecimientos actuales. No pretendo negar la libertad de información, solamente intento recapacitar sobre lo que nos ponen, sobre los que tiene tufillo de exageración o de manipulación, para así conseguir más nivel de audiencia. Da que pensar, si vamos hacia la destrucción económica, de que les servirá tanta o cuanta audiencia.

Y eso no es nada comparado con lo que se nos avecina. Sí, somos electores en potencia, somos votos para conseguir regir un país, que según dicen unos y otros, está prácticamente en la ruina.

Es increíble que por un lado nos hundamos y por el otro, unos cientos de parroquianos se esmeren por hacer unos gastos publicitarios de si mismos, que escandalizaría al más ignorante de los ignorantes, por el consumo demencial que van a hacer en tiempos de “crisis”, ¡eso es la repera!

¡Qué vergüenza ajena! Ellos gastando a manos llenas, mientras se pasan la culpa, que debe de ser muy, muy fea porque no la quiere nadie, unos a otros, se gritan diciéndose que la crisis se acabará con ellos y que nació de los otros.

¡La madre que les p...!, pero bueno, si los unos tienen solución porqué no la dieron, si los otros la tenían por conseguir, porqué no la generaron. ¡Pero que cabrería hay suelta por ahí, madre mía!

La cosa debe de estar muy fastidiada porque nos agarramos a la compra-venta de ilusiones, además la realidad esta “inmasticable”, de los que parecen ser poetas venidos a menos, que nos adornan la realidad con lirismos, por cierto que invisibles, y además vestidos de un romanticismo que da asco. A lo mejor últimamente, intento hacer poesía de cada escrito, de tanto leerlos.

Hasta la poesía fallece en su manos, todo lo están matando para revivir de nuestras cenizas.

¿Pero, qué tendrá el poder para que pierdan las buenas enseñanzas de sus hogares nativos?, ¿qué tendrá?

Si supieran que una gran mayoría de los votantes estamos aburridos de todos ellos, ¡de todos...!

Si supieran que vemos en sus ojos un brillo acerado y lleno de intereses que nada tiene que ver con el electorado y ese pueblo que enarbolan siempre en sus discursos, por supuesto a rebosar de sus seguidores, como si de una lanza multipuntos se tratase. ¡Y menos mal que tenemos democracia!.

Sí, “El pueblo” se estremece de pensar que cualquiera de esas afiladas puntas llegará a su hogar y destruirá lo poco que quede.

Espero que haya unos pocos de esos “profesionales de la política”, con la cabeza sobre los hombros y vean las verdaderas necesidades y tengan los arrestos de comunicar que todo esto es a nivel mundial, que hay culpables sin nombres, que nadie tiene la barita mágica para resolver esta situación.

Amigos, si habría una pronta solución, tantos consejeros y asesores de los que se rodean estos o aquellos regidores de cualquier opción política, de tantos investigadores y tantos economistas, habrían dado con ello. Eso da lugar a otra pregunta, si estos expertos pueden saber como dar con la solución, ¿cómo es que todos los países, todos y todos los bancos, todos, se metieron en este pozo de la crisis?, ¿no hicieron caso a todos los que preveían ese negro futuro?, ahora sabrán lo que yo, mísera de mí ya sabía, que el futuro es imprevisible.

Otra pregunta; ¿los que ahora se despepitan en los informativos diciendo que todo habías sido previsible, dónde estaban antes para anunciarlo?, ¿y si fuera así, deberemos creernos que esto durará mucho más y que la ruina será tremenda? Pues yo digo, desdichada de mí, que si antes lo proveyeron y no lo comentaron, lo que dicen ahora se lo pueden guardar, que no hace falta ser un lince para verlo y si saben de un final de la historia, que nos la entreguen como otra esperanzada “poesía”.

Conste que en mi familia hay profesionales con carreras y sé de otros que son personas, solo pregunto el porqué de los que se asoman a las crónicas, nos venden futuro y convocan hacia un supuesto pasado para decir que ellos lo previeron.

¡Hay Dios!, cada vez se parece más a aquel cuento famoso de Las mil y una noches, que por cierto, incluso esta historia es la base de una discusión respecto a si fue añadido o es de ese libro, Alí Babá y los no sé cuantos millones de ladrones, que supera con mucho a los de parados. Al menos eso dicen o insinúan cada vez que se enciende o se leen las noticias.

Ufff..., la cosa empacha..., y no quiero hablar... de las famosas deudas nacionales, esas que aún compramos los muy endeudados a los supuestos deudores ya arruinados, ¡qué locura!, nos hacen consolarnos diciendo que somos el país que menos adquirimos, eso parece que nos salva de ¿esa insensatez?

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
(Elecciones Generales) Noviembre 2011

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