martes, 29 de noviembre de 2011

CARTA ABIERTA A CHELO VEIGA Y A TODAS LAS GENTES DE SU ENTORNO.


Chelo, quisiera decirte tantas cosas, que… es posible que no acierte a decir concretamente alguna que te pueda hacer comprender lo satisfechos que regresamos de Oviedo. Cuatro o cinco veces había estado yo en tu ciudad. Digamos que media docena de veces, pero no la conocía. Bastaron unas horas en tu compañía, para si no es conocerla, al menos acertaste a abrirnos una ventana a través de la cual adivinamos el alma entrañable y grande de tu ciudad.

Te relato a continuación mi sentir de ese día, pero también te advierto que sin una pincelada de humor, no acierto a relatar las cosas. Este aviso va en prevención de que si escribo alguna tontería, que no debiera escribir, no lo tomes como falta de respeto a lugares o personas, porque para ellos, mi admiración y cariño. Verás:

Para mi, comenzó agradable la mañana cuando al montar en el autobús, conocí a la gente de Mazcuerras que compartió viaje con nosotros, y saludé a todos en la persona de Pili, su bibliotecaria, que María, la nuestra, nos presentó. Después, como llegamos a la estación de Oviedo unos minutos antes de lo acordado, nos dio tiempo a tomar un café caliente e incluso aliviar nuestras vejigas antes de reencontrarnos con toda la buena gente que parecéis ser. Y digo parecéis, porque de visita todos somos muy buenos, vosotros y nosotros. (Pero, como respondió mi suegra cuando alguien le dijo un día, que era muy buena persona el hombre que tenía por marido. “Llévale quince días a tu casa, a ver si después sigues pensando lo mismo.” )

¡Oye!, ya fue un detalle a tener en cuenta que acudiera a saludarnos vuestra Concejala de Educación, (no recuerdo quÉ otras cosas más,) y Bibliotecas. Inmaculada me cayó bien en cuanto la ví. Yo pensé que era por apellidarse González, lo mismo que yo, pero no tardé en descubrir que se debió a ser una mujer cercana y de simpatía ascendente.

Sin empezar siquiera a caminar por la calle Uría, observé de nuevo aquello de que “en todas partes cuecen habas”: Erais, como en San Vicente, un montón de mujeres, y solo tres hombres: Chema, Eloy y Luis. Menos mal que a la hora de comer se sumaron Jesús y Ángel… De todas formas está claro que el mundo comienza a ser manejado por manos femeninas, y hasta con un poco de suerte, puede que sea mejor

Fue, como se dice ahora, una pasada, que frente a la vieja fachada de la Universidad, nos presentaras a Carmen Ruiz Tilve, Licenciada en Filología, y Doctora. Catedrática de Didáctica. Cronista Oficial de Oviedo. (¡Coño, que maja la señora!) Nos hizo una admirable semblanza de Dolores Medio, y… ¡quién sabe! Puede que si hubiera seguido hablando, todavía estaría yo con la boca abierta escuchando sus palabras. ¡Qué mujer! Con casi más títulos que la Duquesa de Alba. ¡Pero ya quisiera esta última que los suyos fueran también académicos! Como también llega a nuestro pueblo La Nueva España, al menos los lunes le compraré para leer su columna.

La Catedral… ¿Qué quieres que te diga? Yo, ya la conocía, pero… ¡No la habías explicado tú! Anda, que si la señora Ruiz Tilve tiene buen pico, tu no le vas a la zaga. Como decían los viejos de mi pueblo “!Tienes un parlatoriu de muchu cuidao”! Me hiciste redescubrir la Catedral.

Pero mira, me decepcionó un poco la Cámara Santa. No la Cámara en sí, que me pareció un hermoso recinto, sino su contenido. Salvo las cruces y arcas, las reliquias, que eran mi objetivo !no estaban a la vista del visitante!

Y desde el momento que montamos en el autobús, y María nos entregó tu “Guía Literaria de la Catedral de Oviedo”, yo quedé pasmado con cuantas reliquias mencionas en la página 9: “Un trozo del sudario que envolvió a Jesucristo”. Y yo, que soy un escéptico, iba con la intención de calcular sus medidas, para si un día visito el que está en Turín, ver si efectivamente, le faltaba el trozo que tenéis en Oviedo. Lo de las espinas de la corona, ya es más posible, pues siempre escuché decir que las golondrinas del cielo las repartieron por medio mundo, y nada de extraño tendría que dejaran alguna por esas tierras. Pero ¡Coño, Chelo,! Que tengáis todas enteras las treinta monedas con que el cabrón de Judas vendió a Cristo, me parece demasiado. De todas formas, dadas las actuales circunstancias de esta crisis mundial, procurad que no se entere el fisco, porque os achicharrará con impuestos.

Oye, supongo que tocante al suministro de agua a la ciudad, vuestro alcalde estará más que tranquilo, pues en caso de que el planeta se vaya secando como auguran algunos estudiosos del medio ambiente, vosotros, con la puntita de la vara de Moisés, haréis que broten manantiales con la misma facilidad que el tal Moisés secó las aguas del Mar Rojo. Cuidadín, cuidadín, que no os la robe algún zahorí y se haga rico a cuenta de la reliquia. “Un pedazo de pellejo de San Bartolomé”: Pero quien fue el cabrón que le despellejó…? y luego se llevo un “cacho” como trofeo de caza. ¡Qué bestia el tío! También tiene cataplines lo de la suela de un zapato de San Pedro. Oye, que a los antiguos carbayones se les ocurría coleccionar cada cosa, ¡qué tiembla carayu…!

“Pan de la última cena”. Menos mal que no dicen de que cena se trata. Tablas del Portal de Belén y astillas de la cruz de Cristo…! Pero Cristo, cuántas cosas raras! Y muchas más que ya no quiero pormenorizar. Pero… ¡Leche cuajada de los divinos pechos de María…! Hombre, que se conserve cuajada, sin echarse a perder, bien pudiera ser por aquello de que si era de la Divina Madre, ella bien podía hacer el milagro, (que para eso son los milagros,) pero lo que a mi me deja mosca es pensar como se lo sacaron. ¿O es un babero que conserva una vomitada del “Neñu”?

Pienso que lo mejor es dejarlo tal como está, y no buscar el porqué de las cosas. Lo dijiste tú bien claro dentro de la Cámara. Quién quiera creer que crea, y el que no, que lo deje.

Os pasasteis Chelo. Fueron demasiadas atenciones: El grupo folklórico Ciudad de Oviedo con su jota de Ibias… Iyan y Belén Méndez con su exquisito concierto de música clásica… Los bombones que nos fuimos comiendo “a la chita callando”, mientras los escuchábamos… La compañía de dos escritoras como Aurora García Rivas y Marine Mikayelyan… Y la gente. Tu gente del Club de lectura, amable, sonriente, desando de agradar… Casi llegué a sentir vergüenza de nuestra atención con vosotros el día que nos visitasteis, pero qué quieres. Cada uno a medida de sus posibilidades, de su tamaño de población… Pero te juro que menos que tú, no se molestó María, también con la mejor intención de que todo saliera a pedir de boca…

Y para remate la comida. “Tierra Astur” en Colloto. ¡Típico y magnífico local! Unos “quesinos” deliciosos como apertura. Y la fabada ¡Qué fabada Chelo! Y la carne. ¡Y el arroz con leche…! Que era la leche de bueno… Y el servicio, rápido y atento. Fue un día completo, Chelo. Díselo a todos cuantos nos acompañaron. Y las fotos, y los de la Tele… Y para remate la visita a Santa María del Naranco y Oviedo resplandeciente en la noche, desparramándose a nuestros pies… ¿Podía alguien soñar con semejante regalo…?


Jesús González González ©
Noviembre 2011

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se me hace que nos ha influido el recorrer Oviedo en esa ruta literaria y cultural, acompañados de buenas gentes. Ha conseguido embellecer, aún más, si cabe, tus letras.
Jesús, ¡enhorabuena! Lns.