martes, 8 de noviembre de 2011

BLANCO Y NEGRO...


*BLANCO

Cuando nos dicen blanco, casi todo el mundo se imagina: una colina con nieve, un vestido de novia o una sonrisa reluciente. Pero para Pablo, el blanco significa olvido, ausencia o la nada.

Desde que era pequeño observaba el mundo desde su ventana, tan lejos que el horizonte, se convertía en una imagen blanca, sin vida. Él buscaba ese rayo de sol, que mostrara ese cielo lleno de colores pero él nunca aparecía, “no quería”.

Al crecer y salir de su pequeña burbuja casi cristalina, como la niebla, encontró unos ojos, oscuros casi negros como la noche que cubre a las estrellas. Y lo más raro de todo, eso ojos iluminaba el mundo pero con una luz, de oscuridad.

-¿Cómo era posible?- pensaba para sí.

-“Si la luz es día y la noche oscuridad”, esos ojos negros como el carbón, iluminan el mundo dando paso un nuevo día, (sin miedo, ni olvido).

Entonces sin darse cuenta descubrió que había vivido en un mundo “irreal”, todo lo que buscaba: luz, alegría, esas estrellas ocultas. Vivian dentro de él y solo esperaban a ser llamadas, por una mirada de ojos negros.

*NEGRO

Cuando nos dicen negro, todo el mundo piensa en tristeza, miedo o dolor. Pero para Marta es: sueños, sonrisas o alegría.

Marta había crecido rodeada de luz, de claridad. Una cosa muy normal si vives en un rayo de sol. Ella anhelaba encontrar esos colores mágicos, que le dieran forma al mundo que imaginaba cada mañana. Pero Marta creció y dejo de buscar; Se había rendido, la luz había ganado.

En ese mismo instante alguien le grito: “esos ojos negros iluminan mi mundo”. Sobresaltada busco al dueño de esa voz y pensó: -¿Cómo unos ojos negros iluminan algo?- y entonces se dio cuenta que cuando ella imaginaba cerraba los ojos, en la oscuridad, y aparecían sus fantasías.

Cuando uno sueña, lo hace bajo el amparo de la noche, sonrió contenta. Todo lo que ella buscaba era oscuridad para crear los colores, “pero y esa voz, había sido la claridad -¿quién era?, ¿Cómo podría encontrarla?” y de repente una sonrisa apareció reflejada en su rostro, “ya lo sé”. -Dejaré que la oscuridad busque la claridad de su voz.

Y todos los días Marta busca la voz de Pablo. Por eso todas las noches dan un nuevo día, al igual que los sueños dan paso a la felicidad.

Moraleja: “A veces las respuestas están en nosotros mismos, solo hay que despejar la niebla y lo mejor es escuchar nuestro corazón”

Jezabel Luguera González ©
Noviembre 2011


No hay comentarios: