La esperanza es quizá
la que renueva la vida.
Sí, nos arrastra suplicante
pudiéndonos suspender
en lo que más ensayaste.
Hay quien persigue recuerdos
los sentido, las ideas,
y encuentros con el pasado.
Se ansían otras realidades,
las ya vividas,
o con la pretensión de formarse.
El cansancio viene a veces
al escarbar la memoria,
algunos por las lagunas
otros, por recordar historias.
Enmudecen esos tiempos ya pasados;
unos sueñan, otros logran
y los más, ansían algo
simplemente, recordando.
La esperanza de vivir,
Fantasía...
Otra, otra.
La memoria...
Qué más dará,
si ese cansancio concede
el hambre de sensaciones
y caricias,
pues al carecer de tiempo
se quiere vivir la gloria,
sin valorar ni un momento
que puedes obtener ternura
del nietecito más pequeño.
Los humanos,
que contrastes de recursos.
La osadía, es soñar,
o quizá, de permitir
que la mente juegue un poco;
desenvuelva en poesía
algunos sueños,
la pasión,
la olvidada lozanía...
Los poetas cuando escriben su cansancio,
no los creo,
porque leo sus palabras,
que se asoman con vigor,
al reclamo de ilusiones
de poemas y de dueños,
día a día,
sueño a sueño,
y se cuentan por mil cientos
esas letras que rieron,
y que amaron,
recogiéndose en las flores veraniegas
de los campos de Castilla,
en los vuelos de gaviotas,
en los barcos, y en la mar,
las aletías,
en montañas, las ferratas,
o los lloros en poemas de elegías.
¿Qué pasó con el poeta,
no se acuerda?
¿Olvidó hasta la alegría...?
Los paseos, las andanzas
por los cauces de los ríos,
las cuevas y las escalas,
el sol y la luna de día,
las arañas y laderas...
Buscaron las esperanzas
Y reviven lo que ansían,
lo que quieran;
a sabiendas, paradojas del destino,
que a la feroz esperanza..., matarían.
La esperanza no se muere,
ni deja en paz,
no obstante,
alguna vez se estremece,
se quiere ir pero, mira,
si se fuera de repente,
yo también, me moriría.
La dejamos en su sitio.
Es la que nos mata el alma
y quien nos otorga..., vida.
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
9-X-2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario