Si pudiera daría esa respuesta
a las frías historias de las manos,
o las almas que ansían esos besos
y yo sé que los llantos te inundaron.
El deseo que emana en tus adentros
de unas citas que pides tan ufano,
sin embargo los pides en murmullos
son posibles, sé bien atar los cabos.
Sé de ocasos, de cielos, de las noches,
también de luceros hoy nublados,
de angustias que acechan y te ahogan
o al placer de vivir al descampado.
Los fríos me invadieron toda el alma
y seguí rebuscando en otros lados,
que cubrieron entonces mis espaldas,
refugiándose trás ella ese espanto.
A pesar de la noche y de los fríos
seguirás, yo lo sé, irás andando
en jornadas que alejen las distancias;
volverá de continuo hasta tu lado.
Ese viento, tu amigo, el nordeste,
soltará de tu mente los colapsos,
tornarán otros aires que te alivien
en los bosques, las playas y en los lagos.
Y no temas la vida que ya vuelve,
ya no hay nieve, tampoco quedan diablos,
confundiste al escuchar los susurros,
son amigos que tienden los abrazos.
De la copa beberás todo el vino,
libarás del azar muy aliviado,
será sacia esa sed angustiosa
sin querer..., en el cielo enamorado.
Volarás sin dudarlo, lo prometo,
buscaremos amigo, aquellos lazos
que cubrieron de nudos otros tiempos
y de olvido, quizá fueran atados.
Esa espalda será hoy la caldera
que derrita la nieve con los mantos,
y la escarcha se irá descomponiendo
fundirá a las dos en un abrazo.
"No harán falta soles ni las estrellas..."
María Ángeles S. Gandarillas ©
19 Agosto 2011
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