Hoy día veinte de Junio nos reunimos en la Biblioteca para comentar el último libro leído en esta temporada que acabó. Fue El Aleph, de Jorge Luis Borges, y como siempre que llega el día de reunirnos, yo ya me he olvidado de casi todo lo leído, esta vez decidí, que a medida que le iba leyendo, haría un breve comentario por escrito de cada uno de los relatos leídos. Fue lo siguiente:
El Inmortal. Fue un martirio leerlo. Seguí hasta el final por ver si se vislumbraba algo, y encontré más tinieblas.
El Muerto. Sí, este me gustó. Otávola fue un pobre pringao.
Los Teólogos. No es que no pude digerirlo, es que ni siquiera pude tragarlo. A medio leer le dejé, y empecé:
Historia del guerrero. Y… Esta historia un poco mejor, pero ¡qué duro de leer es este cabrón de Borjes!
Tadeo Isidoro Cruz. Bueno, me gustó. Se reconoció así mismo en la persona que iba a matar.
Emma Zunz. También pude con él.
La Casa de Asterión. Puede que Asterión estuviera loco. Puede que loco solamente lo estuviera Jorge Luís Borges.
La otra muerte. Me costó un triunfo leer esto. Y hasta me pregunté si yo sería tonto total para alcanzar a ver más allá. Si el que sigue es por el estilo, cierro para siempre el libro. Ya leí lo suficiente para poder decir que leí a Borges, pero este cabrón, no me aburre mas.
Deutsches Requien. ¡Que si quieres arroz, Catalina! Para comprender a este hombre, tenía que haber leído como él, a todos los grandes pensadores. Como no lo hice, desisto de seguir leyéndole. Bueno, me saltaré hasta el último relato que es el que da título al libro, a ver si me aclaro algo.
El Aleph. El Aleph, me aleptargó. Borges, nunca más.
Jesús ©.
20/06/11
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