jueves, 12 de agosto de 2010

CON EL PAPEL EN BLANCO

Es otro de esos muchos días con ganas de ponerme a escribir, sin encontrar un tema interesante para no andar divagando. Porque escribir es fácil, lo difícil es hacerlo bien, y mucho más difícil es conseguir que lo que narres llegue a enganchar al lector. Por eso es interesante que el tema interese; si además aciertas a contarlo bien, tienes conseguido parte del éxito. Es descorazonador pensar que a mitad del camino te abandone quien te lee. Es hasta humillante. Pero sucede con harta frecuencia, y mucho me temo que hoy será uno de esos días teniendo en cuenta amigo lector el panorama literario que te pongo ante los ojos: Sin tema, y sin garra narrativa.

Desgranar palabras sin ton ni son, no conduce a nada. Ya es harto difícil aguantar al amigo que quiere contarte algo que a ti no te interesa, pero que él insiste en hacerlo por mucha cara de indiferencia que tú pongas. Él finge no observar tu expresión y sigue remachando el clavo sobre lo suyo, obligándote de este modo a que dejes la mente en blanco y asientas de vez en cuando con un movimiento afirmativo de cabeza para hacerle creer que sigues el hilo del ovillo que devana… Si, es difícil aguantar, y eso que la cosa no te da trabajo alguno, sólo es dejarle hablar y hablar mirándole de frente alguna vez, para que vea que atiendes, y sonreir de tarde en tarde como si lo que escuchas fuera agradable. Pues imagínate tú, si como en este caso, el amigo que soy yo, no está presente, y encima tienes que hacer el esfuerzo de leer las palabras que escribí para que tu las leas, que es lo que está ocurriendo en este instante. Mira, que cuando nos ponemos palizas, no hay dios que nos aguante.

Siempre escribimos con la esperanza de que trenzando palabras consigamos dejar para la posterioridad algo genial. ¡Dios santo, que ilusos somos! Es como si el que pasea en bici desde el Puente de la Maza hasta la playa, soñara con ganar la vuelta a España. Y cuando lo razonas bajas unos cuantos peldaños del podium de los sueños literarios, y desistes de parir genialidades. Ahora solo aspiras a conseguir algo suficientemente bonito como para poder ver tu trabajo y tu nombre escritos con letras de molde. Y cuando aún ni siquiera esto consigues, pones toda tu ilusión en el Taller de Escritura tratando de deslumbrar a tus compañeros con tus ocurrencias, y acabas recibiendo una merecida lección de humildad cuando al leer cada cual su trabajo terminas admitiendo que el deslumbrado eres tú porque el ingenio de los demás es más agudo.

Oye, pero no te cortes. Mándame al carajo y tu vete con la música a otra parte, que yo te prometo que esto de escribir por escribir al estilo la Mariamparo no volverá a suceder. (Me refiero a la Mariamparo aquella del pasodoble que sin ton ni son, ni dar razón, lloraba por los rincones,) ¿Pero de verdad has leído hasta aquí? Jo, macho, ¡vaya moral la tuya! Pero que conste que te estoy agradecidísimo por ello, y hasta te siento como mucho más amigo. Y si, leyéndome me das ánimos. Me das muchos ánimos. Tantos que, aunque me lo proponga, jamás dejaré de escribir. ¡Aunque no me lea ni el Tato!

Jesús González González ©
11/08/10

5 comentarios:

Anónimo dijo...

te sigo leyendo, me place hacerlo, descubres tu mundo, un mundo plagado de vivencias y experiencias
hermoso tu andar.

un abrazo

Veronica

Anónimo dijo...

Pero quien coño es esta bendita Verónica? No será la del Viacrucis que ha vuelto y con sus halagos trata de enjugarnos el rostro como entonces hizo con Cristo?

Anónimo dijo...

ja,ja,ja, querido Jesús: Vengo del aeropuerto poco animosa, pero se que leyendo los escritos del blog, supero el momento.Gracias "mocín" por las alegres y geniales letras. Eres bueno con o sin premios. Lns

Anónimo dijo...

Jesús, lindo nombre...

ni la una ni la otra,
simplemente soy,y te guste o no, escribes re lindo.

xau malas pulgas

Verónica

Flor dijo...

Que facil es para ti llenar esos papeles ya sean en blanco o azulados,te sobran las palabras y expresiones,y no se te ocurra ni dejarlo.
Leerte es agradable y sencillo,
tus letras enganchan y acompañan
animas a todos con tus guiños
provocas ternuras y enseñanzas