lunes, 19 de julio de 2010

LAS SARDINAS, UN AÑO MÁS.

Coincidimos arriba, en la iglesia, el sábado del XLIII Certamen de la Canción Marinera, y Mario, el Presidente de la Agrupación de Cornetas y Tambores, aprovechó para invitarme a la inauguración del local de dicha agrupación, que había de celebrarse al sábado siguiente en La Barquera. Yo había olvidado que tal día y a la misma hora se celebraba en la iglesia de Caviedes la misa de cabo de año por el alma de mi hermana. Lo de “El muerto al hoyo, y el vivo al bollo” es una auténtica realidad porque si no me avisan, yo no hubiera recordado que justo ese día hacía un año de la muerte de mi única hermana. Así de despistados somos los mortales, o al menos, así de despistado es este mortal servidor de ustedes para cuanto gusten mandar.

Mira que me gusta saludar a las gentes de mi pueblo cuando allí me desplazo, y más ahora, en verano, que vienen los jándalos de vacaciones, y otros que se buscan los garbanzos por lugares que nada tienen que ver con Andalucía, pero esta vez ni a la taberna de Cofiño entramos. Estuvimos unos minutos en la de Margari, y eso porque la vimos sentada bajo el amparo de una sombrilla haciéndole carantoñas al primero y de momento único de sus nietos, un bebé hermoso como los angelotes de Rubens que lucía ojos negros y enormes de grandes heredados sin duda de sus ancestros de Chaouen. De allí a la misa, y de la iglesia a la Barquera en un periquete para tomar un vino con Mario. Ya empezaba ese día a tener la Barquera ambiente festivo con la juventud vestida de blanco y azul, quienes a pesar de ser ya casi las siete de la tarde, aún hacían sonar sus trompetas.

Al lunes siguiente, banderas colgadas, pendones y estandartes, y los carruseles para diversión de menudos tomando posiciones en el muelle, avisaban a todo el viandante que cruzaba el Puente Nuevo que las fiestas del Carmen estaban a punto de empezar. Por eso el mismísimo día quince fui el primero de nuestro grupo de amigos que me puse a la cola de una fila inmensa de gente para comprar las sardinas. Como siempre tras el mostrador, la primera era Anita con el talonario de papeletas para el sorteo de los mil euros. Mari Carmen cortaba a destajo raciones de pan en tanto que Julio almacenaba en su pequeña caja fuerte billetes y más billetes importe de las raciones vendidas. Más al fondo estaban los asadores con unas planchas enormes delante de sus narices y el pañuelo de las fiestas al cuello. Este año hasta el bueno de Juanjo el cura se desplazó desde Bolivia para bendecir las sardinas.

Nuestras mujeres tomaron posiciones en las mesas, acercaron pan y vino, y nosotros transportamos siete bandejas calientes y humeantes cuidando muy bien de no pringar al prójimo. Este año las sardinas “casi” fueron las mejores del mundo. Y digo “casi”, porque les faltó un “pelín” para ello. No estaban jugosas como lo están siempre las sardinas del Carmen. Los maestros asadores eran los de siempre. Las planchas de asar supongo que también. ¿Falló el género? Fíjese usted si yo estoy seguro de cómo asan estos muchachos, que

al principio pensé que quien fallaba era mi paladar. Notaba las sardinas secas, como demasiado asadas… Pero cuando comimos la segunda alguien apuntó la misma cosa, y al momento todos estuvimos de acuerdo que estas sardinas no eran las sardinas a las que la Comisión del Carmen nos tienen acostumbrados… Oiga, que a lo mejor fue que tuvimos mala suerte y nos tocó una tanda un poco pasada de calor, que todo puede ocurrir.

Pero el ambiente no nos le quitó nadie. El Carmen de la Barquera es el Carmen de la Barquera, y aquí no hay más que hablar. Eso si, decibelios a dar con un palo, que mientras comíamos, para entendernos entre nosotros mismos, hasta por señas tuvimos que hacerlo. Bueno, y ¡que pasa! Para eso es el Carmen…

Jesús González González ©
Julio 2010

1 comentario:

Flor dijo...

Para ti no es problema estar jubilado y aprovechas la vida y el tiempo en acudir a todos los eventos que estan a tu alcance,yo de mayor quiero ser como tú,porque ademas nos dejas compartir contigo lo que disfrutas día a día,gracias Jesús por alegrarnos la vida,besitos.