Ha sido un placer acudir a este evento musical, denominado “Gala Generación Limite”. Añado la preposición “sin”, pues así es como se apreció, fue para todas las generaciones del publico asistente, contentaron a todos.
La ilusión de uno de los impulsores de esta velada, era llenar el auditorio, casi se consigue, complicado el lograrlo, pues el día reclamaba paseos al aire libre, el horario quizá para algunos, desafortunado, pero “nunca llueve a gusto de todos”. Al final, acudió un buen número de espectadores. También el orden de actuación de los diferentes grupos, estaba bien planteado, comenzó el grupo más antiguo y primero que se instituyó en San Vicente, de esta manera los menos jóvenes, podrían retirarse si lo estimaban conveniente a sus costumbres habituales.
Estaba este local en sus paredes, repleto de carteles. Anunciaban con diseños originales, a veces impactantes, actuaciones de antaño de los conjuntos más recientes, nombres de los que salieron muchos de los intérpretes de estos grupos musicales, hoy llamados, Pitón Band y Polizones. Rakanada, Mordisco, Desconocidos, Metralla, Tiffer, Ruido, Peligro Indefinido, un largo etcétera, para ser una población pequeña, denota gran interés por la música, se podría decir que en porcentaje desmedido.
Es algo que tiene merito, con su parte de sensibilidad, pues esta afición como denota interés, tienen igualmente profesionalidad y ponen esmero en las actuaciones, además de que se nota que les encanta hacerlo, con ellas dan lugar a difundir amores o protestas, muchas de nuestras vivencias a través de sus poemas o letras, sumergidas en diferentes melodías.
Aparecen en el escenario “Los Marinos”, se presentan con la pieza instrumental “Nocturno”. Minutos después, aparece el quinto intérprete y vocalista. Están vestidos con uno de los atuendos de entonces, camiseta rallada en blanco y azul oscuro, tipo marino,-otros fueron traje blanco o azul marino, todos ellos con reminiscencias al nombre del conjunto-.
Comenta eso de las casualidades, pues dice que hace unos 42 años, cuando se conformaron como en el primer grupo músico vocal de este lugar, tocaban justo en el solar donde ahora está construido el auditorio, antes la bolera. Nos retrotrae a la música de los años 60-70. Versiones de “Cállate niña”, “Lo mucho que te quiero”, “Hombre tranquilo” –esta canción cantada por el guitarrista-, boleros, pasodobles, rancheras, etc.
A veces cantan y se reúnen, gustan de retomar aquellos sones y entusiasmar con el recuerdo a sus espectadores.
Oírles rompe los esquemas del presente, regresa el gusto por algunos sones de entonces. Se despiden con un bis; entre aplausos, nombra a cada uno se los componentes, dejando paso a la siguiente agrupación.
Pitón Band entra en escena, colocan un sinfín de instrumentos, aparatos de sonido. En el escenario imágenes luminotécnicas, coloristas y psicodélicas. Fue el preludio de una actuación diferente, original.
Son un total de 7 componentes; un vocalista y dos voces femeninas como coro, a la vez está una de ellas a los teclados, fue la única formación con dos féminas. De este grupo y su cantante, surgió esta idea de reunir a varios de estos conjuntos musicales. Datados en los años 90, algunos proceden de otros conjuntos o bandas ya mentados, uniéndose y consiguiendo una música propia, con una pasión que desborda, sobre el escenario es su máximo portavoz de esta, el solista. Es notoria la dedicación y entrega, ensayos y perfeccionamiento, tiempo y por supuesto, mucho desembolso económico. Pretende algo más que hacer versiones y transportar al público en directo, piezas que nos llegan enlatadas,
Ese perfeccionamiento, trabajo y empeño, les ha llevado a quedar finalistas en “ Juvecan 2002”.
La salida del cantante fue toda pasión y fuerza, puro nervio y vitalidad, emanaba y dejaba en el publico asistente el brío y la sensación de vivirlo, tanto como él parecía hacerlo. Sabía de su ilusión por este mini concierto, la esperanza de reunir al menos tres agrupaciones, para entregar todos sus esfuerzos y saber, porque sí, sin retribuciones.
El ayuntamiento prestó el local y con eso se han conformado, el conseguir reunir a músicos y espectadores, ha merecido la pena. Es su afición y casi una necesidad.
Ofrecieron música rockera, original y con títulos como, “Princesa”, “Buscando un lugar”, “¿Para qué?”, “Polución”, entre ellas una balada dentro de ese mismo estilo. Se notaba los ensayos constantes, calidad en sonido y estética, vitalidad e integraban al público en ese vehemente espectáculo. El porcentaje de ilusión subía a medida de que el cantante sudaba, es envidiable sus ganas, todo corazón.
Antes pasar a los últimos integrantes de “Polizones”, se hizo un descanso para aliviar calor y descanso a todos. Este grupo compuesto por un total 6 personas, 3 vocalistas. Tocan versiones de otros grupos en ese campo musical, igual al anterior, del género rock. Son de edades heterogéneas, mantiene un estilo fuerte, les gusta y se sacrifican con ahínco para salir adelante. Se mostraron enérgicos y animosos.
Alargaron el horario, a pesar del calor que se aglutinaba desde las 20 horas, de las luces, aparatos, nervios y el ejercicio desarrollado para tocar los instrumentos. Tuvo su conclusión a las 23 horas, aproximadamente.
Digan lo que digan, todas las actividades necesitan esfuerzo, además este estilo rockero, se acompaña de incesantes movimientos e incluso bailes en escena.
Ha sido una gala que no ha dejado lugar al aburrimiento, con diferentes modos de hacer música contemporánea, con toque al recuerdo, con personajes y componentes que sienten la necesidad de seguir en la brecha, de disfrutar con ello, a la vez consiguen que sus adeptos pasen un agradable tarde noche. Queda aplaudir con el mismo ímpetu con el que todos ellos trabajan, un mundo de notas, sensibilidad y acercamiento a las personas, ese arte de combinar los sonidos, una manifestación cultural.
Sorprende las ganas, el afán de hacerlo bien, la superación y además de todo esto, la voluntad de demostrar que se hace a conciencia, les divierte aunque también sea sacrificado, la opción de utilizar el tiempo libre de buena manera. Todos ellos tienen un trabajo que les saca adelante, pues en este mundo multitudinario y competitivo, es difícil triunfar.
Está San Vicente lleno de eventos, conciertos clásicos, culminan talleres, academias, clases, curso escolar, conferencias, exposiciones, galas, festividades; situación que llena y consigue un nivel cultural interesante, además de variado. Gusta ver la cantidad de este tipo de actividades, se propagan, solo falta acudir a verlas.
De seguir así, tendremos que hacer una agenda par tantos eventos, que falta hacía. Se nota la falta de alguna obra de teatro, todos los años nos deleitábamos con nuestros actores “chalaneros”, tienen un adjetivo, ¡son buenos!, de momento alguna compañía se deja caer por aquí.
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
26 de junio de 2010
La ilusión de uno de los impulsores de esta velada, era llenar el auditorio, casi se consigue, complicado el lograrlo, pues el día reclamaba paseos al aire libre, el horario quizá para algunos, desafortunado, pero “nunca llueve a gusto de todos”. Al final, acudió un buen número de espectadores. También el orden de actuación de los diferentes grupos, estaba bien planteado, comenzó el grupo más antiguo y primero que se instituyó en San Vicente, de esta manera los menos jóvenes, podrían retirarse si lo estimaban conveniente a sus costumbres habituales.
Estaba este local en sus paredes, repleto de carteles. Anunciaban con diseños originales, a veces impactantes, actuaciones de antaño de los conjuntos más recientes, nombres de los que salieron muchos de los intérpretes de estos grupos musicales, hoy llamados, Pitón Band y Polizones. Rakanada, Mordisco, Desconocidos, Metralla, Tiffer, Ruido, Peligro Indefinido, un largo etcétera, para ser una población pequeña, denota gran interés por la música, se podría decir que en porcentaje desmedido.
Es algo que tiene merito, con su parte de sensibilidad, pues esta afición como denota interés, tienen igualmente profesionalidad y ponen esmero en las actuaciones, además de que se nota que les encanta hacerlo, con ellas dan lugar a difundir amores o protestas, muchas de nuestras vivencias a través de sus poemas o letras, sumergidas en diferentes melodías.
Aparecen en el escenario “Los Marinos”, se presentan con la pieza instrumental “Nocturno”. Minutos después, aparece el quinto intérprete y vocalista. Están vestidos con uno de los atuendos de entonces, camiseta rallada en blanco y azul oscuro, tipo marino,-otros fueron traje blanco o azul marino, todos ellos con reminiscencias al nombre del conjunto-.
Comenta eso de las casualidades, pues dice que hace unos 42 años, cuando se conformaron como en el primer grupo músico vocal de este lugar, tocaban justo en el solar donde ahora está construido el auditorio, antes la bolera. Nos retrotrae a la música de los años 60-70. Versiones de “Cállate niña”, “Lo mucho que te quiero”, “Hombre tranquilo” –esta canción cantada por el guitarrista-, boleros, pasodobles, rancheras, etc.
A veces cantan y se reúnen, gustan de retomar aquellos sones y entusiasmar con el recuerdo a sus espectadores.
Oírles rompe los esquemas del presente, regresa el gusto por algunos sones de entonces. Se despiden con un bis; entre aplausos, nombra a cada uno se los componentes, dejando paso a la siguiente agrupación.
Pitón Band entra en escena, colocan un sinfín de instrumentos, aparatos de sonido. En el escenario imágenes luminotécnicas, coloristas y psicodélicas. Fue el preludio de una actuación diferente, original.
Son un total de 7 componentes; un vocalista y dos voces femeninas como coro, a la vez está una de ellas a los teclados, fue la única formación con dos féminas. De este grupo y su cantante, surgió esta idea de reunir a varios de estos conjuntos musicales. Datados en los años 90, algunos proceden de otros conjuntos o bandas ya mentados, uniéndose y consiguiendo una música propia, con una pasión que desborda, sobre el escenario es su máximo portavoz de esta, el solista. Es notoria la dedicación y entrega, ensayos y perfeccionamiento, tiempo y por supuesto, mucho desembolso económico. Pretende algo más que hacer versiones y transportar al público en directo, piezas que nos llegan enlatadas,
Ese perfeccionamiento, trabajo y empeño, les ha llevado a quedar finalistas en “ Juvecan 2002”.
La salida del cantante fue toda pasión y fuerza, puro nervio y vitalidad, emanaba y dejaba en el publico asistente el brío y la sensación de vivirlo, tanto como él parecía hacerlo. Sabía de su ilusión por este mini concierto, la esperanza de reunir al menos tres agrupaciones, para entregar todos sus esfuerzos y saber, porque sí, sin retribuciones.
El ayuntamiento prestó el local y con eso se han conformado, el conseguir reunir a músicos y espectadores, ha merecido la pena. Es su afición y casi una necesidad.
Ofrecieron música rockera, original y con títulos como, “Princesa”, “Buscando un lugar”, “¿Para qué?”, “Polución”, entre ellas una balada dentro de ese mismo estilo. Se notaba los ensayos constantes, calidad en sonido y estética, vitalidad e integraban al público en ese vehemente espectáculo. El porcentaje de ilusión subía a medida de que el cantante sudaba, es envidiable sus ganas, todo corazón.
Antes pasar a los últimos integrantes de “Polizones”, se hizo un descanso para aliviar calor y descanso a todos. Este grupo compuesto por un total 6 personas, 3 vocalistas. Tocan versiones de otros grupos en ese campo musical, igual al anterior, del género rock. Son de edades heterogéneas, mantiene un estilo fuerte, les gusta y se sacrifican con ahínco para salir adelante. Se mostraron enérgicos y animosos.
Alargaron el horario, a pesar del calor que se aglutinaba desde las 20 horas, de las luces, aparatos, nervios y el ejercicio desarrollado para tocar los instrumentos. Tuvo su conclusión a las 23 horas, aproximadamente.
Digan lo que digan, todas las actividades necesitan esfuerzo, además este estilo rockero, se acompaña de incesantes movimientos e incluso bailes en escena.
Ha sido una gala que no ha dejado lugar al aburrimiento, con diferentes modos de hacer música contemporánea, con toque al recuerdo, con personajes y componentes que sienten la necesidad de seguir en la brecha, de disfrutar con ello, a la vez consiguen que sus adeptos pasen un agradable tarde noche. Queda aplaudir con el mismo ímpetu con el que todos ellos trabajan, un mundo de notas, sensibilidad y acercamiento a las personas, ese arte de combinar los sonidos, una manifestación cultural.
Sorprende las ganas, el afán de hacerlo bien, la superación y además de todo esto, la voluntad de demostrar que se hace a conciencia, les divierte aunque también sea sacrificado, la opción de utilizar el tiempo libre de buena manera. Todos ellos tienen un trabajo que les saca adelante, pues en este mundo multitudinario y competitivo, es difícil triunfar.
Está San Vicente lleno de eventos, conciertos clásicos, culminan talleres, academias, clases, curso escolar, conferencias, exposiciones, galas, festividades; situación que llena y consigue un nivel cultural interesante, además de variado. Gusta ver la cantidad de este tipo de actividades, se propagan, solo falta acudir a verlas.
De seguir así, tendremos que hacer una agenda par tantos eventos, que falta hacía. Se nota la falta de alguna obra de teatro, todos los años nos deleitábamos con nuestros actores “chalaneros”, tienen un adjetivo, ¡son buenos!, de momento alguna compañía se deja caer por aquí.
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
26 de junio de 2010
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