miércoles, 2 de junio de 2010

UNA SORPRESA INESPERADA


Regresaba de un maravilloso paseo por la orilla del mar, cuando de repente, a lo lejos, veo un bullicio de gente, como no es raro en la región y todos gritaban con emoción.

La curiosidad me embargó y eso de que la curiosidad mató al gato es cierto. Me acerqué y cuál fue mi sorpresa, cuando...

Allí me la encontré
tirada y desmayada,
claramente una dama...
Y fue casualidad
que yo la conociera.
Asustada por los gritos,
ella sin darse cuenta,
pedía auxilio...

Al conocer una cara conocida,
la dama,
la miró agradecida.

Los gritos cesaron, pero...
Las órdenes regresaron,
y la gente acalorada
me mandó que la auxiliara.

Paré las órdenes
y encantada,
auxilié a la dama.

Recogí sus pertenencias,
(una bolsa de plástico
que no era de mi incumbencia),
y fui a buscar mi coche
con mucha impaciencia.

Recogí a la dama
y nos despedimos
de la gente acalorada
a ver si por fin se callaban.

Empezamos nuestra aventura
la dama estaba muy avergonzada
pero a la vez aliviada.

Llegamos a nuestro destino,
no sin antes pelearme
con un aparcamiento indebido.

La pelea la gané, por supuesto
y nos dirigimos
al médico.

Tras la espera de los resultados,
"el desmayo es debido
a un esfuerzo indebido".

Ella quería llamar a su vecina
para poder regresar a su casina,
pero la aventura no había acabado
así que la agarré del brazo.

Por fin llegamos a su casa,
ya aliviada me dió las gracias,
yo la dije que encantada
y también muchas denadas.


sé que me pediste que no hiciera escrito, pero espero que te haya resultado divertido.

Jezabel Luguera González ©
Mayo 2010

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