sábado, 27 de marzo de 2010

TAÑER

De nuevo llevé mis pasos a la atalaya. Estaban ensayando la banda de cornetas y tambores. Son los mayores también, la gente menuda parece que tiene otras actividades. Hace años era la formula para salir a otros lugares desde crío, sus entretenimientos se desarrollaban más en la calle y era otra forma de reunirse muchas pandillas. Recuerdo que se propuso sumar a las chicas en el grupo, aunque solo como actitud estética, tipo mayorets, la percusión y el viento, solo para ellos. Llegamos a ensayar algo, seguíamos el paso pero se quedó en eso. Ahora tocan ambos géneros. Seguí mis pasos al mirador.

En la atalaya se divisaba el canal de entrada se disponían las luces de posición, para dirigir los barcos hasta otro lado desde la bocana de la barra. Están de nuevo dinamitando y despejando ese camino fluvial por medio de la draga.

Se oyen las olas, el faro comienza su intermitente vuelta de luz, distingo un reflejo en el agua de la orilla de la playa, cercano a su muro, era la luz de entrada de una casa a lo lejos. Se alarga de tal manera que con el sesgo de la posición lumínica, se multiplicaba y aparecía como un poste elevado en ese fulgor. Tuve que agudizar la vista para saber que era, las luces se extienden de una forma increíble, así que no es extraño que se vea desde los satélites toda la iluminación terrestre.

Volvía y sentí una melodía conocida. Uno de los cornetas ya adultos estaba interpretando “el silencio”, es increíble esa melodía en la noche, de cara a la ría. Tan solo se oía esa música, hasta los pájaros callaron, es elevarse, algo sencillo en un entorno que ni buscado hubiera sido mejor.

En la parte trasera del santuario, se encuentran unas encinas que parece nacidas de las mismas piedras, están tan unidas entre si, tan prietos los nacimientos arbóreos a las rocas, que hacen pensar que eso de los imposibles fue un engaño. Para completar ese cuadro en ese entorno paradisiaco, girándose poco a poco encuentras la ría, las playas, la mar, el cielo, los puentes, montañas nevadas, barcos, silencio, olores de sales y anchoas, ganado con perros que ladran en juegos alegres, silencio, atardeceres de encuentros de días y noches, parecen los encuentros encubiertos de dos enamorados.

Tengo suerte. Mucha suerte.

Hace ya meses que hago este repetido camino en el atardecer, pero esta vez lo comienzo siendo medio día, a primeros de diciembre, escuchaba la campana de la ermita en un repicar diferente y a deshora, me pregunté el por qué. Al tomar el repecho distinguí en lo alto de la espadaña a dos personas, estaban sujetos a ella y laboraban algo allá arriba. Tan descarados ante la altura que conseguí uno de mis mejores escalofríos. Desde chica me decía que para subir a alturas desprotegidas, era necesario saber volar, si no es tontería trepar y además asomarse.

Estaba el presidente en funciones de la Cofradía de la Virgen de la Barquera, esta denominación procede de los estatutos de la década de los años cincuenta, (Largo cargo, es seguro que tiene mucho que hacer y sin sueldo). Aclaró que el motor llevaba dando la lata desde agosto del pasado año. Le pregunté sobre este instrumento de sonido, él amablemente me cedió el libro del sexto centenario, quizás encontrara alguna respuesta.

Es necesario un motor con determinadas actitudes, tan solo lo encuentran en máquinas recicladas de lavadoras ya antiguas, las electrónicas son inservibles. Pero claro, hay aparatos que tienen demasiada, poca fuerza o potencia, en esa situación habían sucedido varias cosas. Que no podía mover la campana o lo hacía con tanta rapidez que tan solo sonaba una vez en su volteo o como en algún caso se saltan los automáticos y deja sin luz el santuario, como aquel domingo. Se juntó además la tormenta, arreciando con relámpagos y truenos, en el silencio del apagón retumbando en la capilla, sobresaltó un poco más a los fieles por la coincidencia de sucesos inesperados.

Ocurrió mientras se desarrollan los oficios religiosos, la demanda de luz en mayor y quedó todo en penumbra. Llevan cambiados tres motores, el que colocan hoy lleva una serie de poleas para adecuar esa potencia, se conecta desde un conmutador en la sacristía. Hace años se utilizaba una cuerda que sujetaba al badajo por una anilla en su parte inferior y con el impulso manual golpeaba ambas caras de esta campana. También estuvo enganchado a una de las sujeciones y con ello se producía el giro tañendo. Está apoyada sobre un soporte denominado yugo, son de hierro, soldado a esta, bajan un poco la calidad del sonido. Puede ser que se construyera en Cantabria, donde por la zona este, tiene ese oficio de maestros campaneros, desde tiempos inmemoriales. Data este oficio de la Edad Media, la comarca de Trasmiera fue una de las más prestigiosas. Hoy día se ha creado hasta un museo de estos solemnes llamadores en Meruelo.

Es de los oficios en los que se acerca el especialista, al escenario donde será colocado este instrumento, es decir a pie de obra, se evitan inconvenientes debido a su gran peso y tamaño. A finales de agosto se celebra también un “encuentro de tocadores de campanas”, en este se hacen demostraciones de los toques de cada participante y zona, incluso piezas que cada uno ha ejercitado.

El aparato eléctrico que produce el movimiento, está protegido herméticamente con una carcasa metálica, se encuentra en el tejado, es la manera de evitar deterioros por el medio ambiente, el resguardo es efectivo porque dura mucho tiempo.

Esta campana puede llegar a pesar más de 400 kilos, su badajo es posible que sobrepase los 15 kilos. En una ocasión se desprendió, fue cuando era manual el toque. Está colocada por medio de unas muescas labradas en la piedra de granito que miden aproximadamente un metro de ancho. Es el camino de caída hasta una zona redondeada, de tal guisa que con ese recorrido resulta improbable que salga despedida. Facilita el giro de la sujeción y asegura.

Muchas de estas apreciaciones las he conseguido del encargado técnico en electricidad, ha de subirse en aquella altura cada vez que se estropea, noté que le llamaba la atención los aspectos de esta, lo contaba con ganas. Tenía interés y satisfacción por ese trabajo bien hecho.

Las campanas suelen tener diferentes aleaciones siempre de mayoría en bronce. Es una forma de dar un sonido agradable. Los católicos la han empleado para convocar a los fieles desde el siglo V. En sus mezclas se utiliza plata.

Esta es de tipo romano pero se observan cambios, dejando el aspecto de una modalidad llamada “esquilón”, en la especialidad de movimiento denominado volteo. El proceso de fundición data desde el año 2.000 a. C. Tienen en su mayoría una aleación de cobre (78%) y (22%) de estaño de plata. Dependiendo del grosor se reproducen diferentes sonidos. Desconozco si tiene grabados, cuando lo averig
úemos, tendremos datos del autor de la misma y de su edad.

De la iglesia de Santa María cayó hace más de 60 años una de sus campanas. Se encargó a una fundición en Meruelo. Se subió a lo alto del campanario por medio un aparejo real, es una serie de poleas y pastecas que pueden soportar o elevar mucho peso, se utilizaban sobre todo en los navíos de antaño. Si se ajan, deben cambiarse pues el sonido queda casi en un lamento.

El campanario es sencillo y fuerte, tiene una especie de tejadillo que adorna una cruz. Durante la procesión, se hace tañer la campana hasta la llegada después de la comitiva terrestre y marítima. Mantuvo esta obligación un cofrade, tantos años que ni se acuerdan para contarlos, a pesar de que su placer hubiera sido acompañar a su patrona. Ahora es por medios mecánicos y no es necesario mantenerse aislado de la festividad.

Esta ermita tiene ventanales abiertos a la ría y dirección a la barra, en la parte que da al norte se abren dos alargados con aspecto de troneras por su estrechez, una da al coro y otra al medio de la estancia de la única nave, otra más grande en el lado opuesto y dos en la de la sacristía. Bajo la espadaña se encuentra un rosetón quedando encima del coro, está sobre la entrada y pórtico, parece reproducir un ventanal neogótico. Ahí en la misma puerta se encuentran pilastras rehundidas, es algo frecuente en las construcciones del XVII.

Tiene en su ancho y trabajado portón el agujero inmenso de la cerradura, la llave seguro que tiene grandes dimensiones y peso. Por esa abertura cuando está cerrado, se divisa, asomándose, a la Virgen en un entorno semi oscuro, dada la lejanía de la imagen.

Según me comenta una ex camarera mayor, que mantuvo este cargo durante 28 años, hubo un fiel que ofreció poner cristales de Murano en todas las cristaleras, el desacuerdo por razones que no vienen al caso, quedó en agua de borrajas.

Esta persona comenzó en este cargo allá por los años sesenta. Encontró bastante descuidada la ermita, entre otras cosas porque aún perduraba el tiempo de agobio económico. lo asumió con otras personas que con ella recorrieron ese dilatado camino; muchas empresas para poner en marcha la ermita con el esplendor merecido, contribuyeron también innumerables donativos de los negocios y particulares. Me comenta que a tanto su casi obsesión por mejorarla, que temía a veces el casi abandono de sus particulares y obligadas tareas.

Desde la limpieza del suelo de rodillas, pintura, ropaje de la Virgen, (traído desde Francia), arreglos del tejado, los bancos que hoy vemos procedentes de un carpintero comillano, lámparas, lo necesario para vestir el altar y al sacerdote para los oficios, órgano. Incluso se encargaron de las vestimentas de picayas y picayos, esto durante poco tiempo porque era complicado, mantenerlo para próximos eventos festivos, pedir las tallas, repartirlo a los jóvenes, etc.

Consiguieron con "devoción", esfuerzos y espartos, sacar al aire la madera espléndida del piso del coro, cubierta de polvo y suciedad. Dice que gracias a un regalo que hizo una devota de la virgen barquereña, hicieron una rifa y consiguieron un montante económico que ayudó a efectuar nuevos y necesarios arreglos. De aquella, limpieza, mantenimiento de vestuarios, cambios y administración, dependía de ellas en casi todos los casos, entregaban cuentas en los plenos con el presidente, y tesorero de la cofradía de la Virgen de la Barquera. Conseguían donativos sabiamente solicitados.

Comenta que en algunas ocasiones sorprendía el arrojo con que emprendían gastos sin poder costearlos, pero al final todo se paga con ingenio y esfuerzo, además de donaciones inesperadas de algún devoto.

Me llegó por medio de la ayuda inestimable del hoy “camarero mayor”, los estatutos de 1.931, pequeño y ya amarillento cuaderno, con dos perfectísimos agujeros de polilla. Las denominaciones y nombramientos de cargos son diferentes a los de hoy día. oficialmente sobrepasan la docena.

Hace notar el especial interés en esa labor, siempre fuera por devoción y no por interés. Es más, entonces estos cofrades y encargados del mantenimiento en general, además de su trabajo desinteresado, habían de entregar una cuota.

Compuesto de siete miembros en aquellas fechas elegidos por votación democrática, podían ser señoras o señores indistintamente, pero con la premisa de que fueran cofrades. Era una obligación a niveles especiales, desde los rezos como miembros, incluso esas labores que perduran hoy día.

Hasta el momento han llegado a este cargo tres mujeres, en estos momentos tienen una presidente.

Surgen necesidades múltiples, ejecutados por personas que a veces ni siquiera tienen cargos específicos, pero que apoyan con su esfuerzo, están en el anonimato por su deseo incluyendo a familiares de todos ellos, desde albañilería hasta la limpieza.

Las dádivas por promesas o concesión de favores a la patrona, son cuidados a ultranza, fotografiados, enumerados y guardados con un gran respeto y esmerado cuidado. Se puede ver todo ello en memorándum tanto oficiales o editados en libros de referencias históricas, uno de ellos es el que me han dado de la conmemoración de los 600 años. Los devotos que lo entregaron así lo esperan.

Hay personas que se interesan por la maqueta de barco velero colgada del techo. Parece ser que unos marineros de la parte de Llanes, (Asturias), metidos en un temporal peligroso en extremo, viendo que podrían fácilmente padecer naufragio y muerte, hicieron promesa a la virgen para salir sanos y salvos. Se salvaron milagrosamente, entrando sin saber como por la bocana y desde entonces esa embarcación pende en el aire, dejando patente el cumplimiento de la promesa ofrecida.

Este trabajo es más fuerte llegando determinadas fechas, como la Semana Santa o la Folía. Se ha de bajar la Virgen, cambiar sus vestidos, colocarla para la procesión por tierra a la Iglesia Mayor y la marítima en el barco elegido, que suele ser el construido más recientemente, ha de tener un determinado tamaño por seguridad, transportará picayos, dignatarios y folieros de todos los lugares que también se embarcan en otras naves, casi una aventura, pues no han visto la mar o al menos no subieron en barco hasta entonces. Se sale por la barra en un paseo de acompañamiento, reproduciendo la entrada de la imagen hace ya más de 600 años, de vuelta a puerto y de ahí de nuevo al templo.

Agradezco a todos las personas que respondieron a mis preguntas, cedieron sus registros, entregaron ediciones donde pude sacar datos, a esa amabilidad evidente y al interés en que se hable de esta tradición y devoción mariana. Con toda esa información, se pueden seguir reseñando a la luz en el futuro.

Sé que hay cantidad de cofrades por preguntar, con curiosidades, igualmente engrandecieron este voluntariado, otros ya fallecidos y que aportaron igual que todos, lo que pudieron y más, en este templo sacralizado desde hace 6 siglos. Gracias.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. De la Barquera
26 de marzo de 2010

4 comentarios:

Nieves dijo...

Ángeles, leerte es una maravilla, un disfrute diría yo.

Cuando vi lo que escribiste sobre Novales me fascinó.

En tan poco espacio, con los datos que consigues, haces la historia
del lugar con una perfección y un realismo que cuando lo leo lo siento y lo vivo también.

Un beso,
Nieves

Nieves dijo...

Ángeles, tengo una idea que me gustaría realizarla.

Para eso tengo que contar contigo.

Se trata de escribir un cuento sobre la Historia de San Vicente para niños.

La parte más complicada e importante sería la tuya en el caso de que te interesara, la mia serían los diseños y encuadernación, nada más sencillo.

Son ilusiones mias no me hagas mucho caso, pero si te apetece hablamos del tema.

Un beso,
Nieves

Anónimo dijo...

Por lo que veo tu mente es una marea de ideas, piensas en mí, pero... ¿Crees que seré el personaje ideal?. Mi dirección te la haré llegar en breve, hablaremos en largo, es la aventura más grande que jamás soñé. Es increíble, ya tengo el título..., mi imaginación es un tren desbocado. Ahora falta ponerle de nuevo en los raíles.Tengo la emoción hasta en las uñas. Lines

Nieves dijo...

Confío plenamente en tí, tengo la absoluta certeza de que eres capaz de hacerlo y hacerlo muy bien.

Ahora que se que aceptas el reto, yo si que me siento emocionada y agradecida.

Muchas gracias.
Nieves