domingo, 7 de marzo de 2010

SUSURROS

Dice el diccionario que “susurro” es un ruido suave y remiso, de hablar quedo, y Rafael estuvo muy acertado cuando eligió esta palabra para nuestros “Susurros Barquereños”. Somos nosotros, los susurrantes, los que no hemos sabido adaptarnos al título, y en lugar de susurrar, gritamos, con lo que ya rompemos un poco la belleza de lo que esperábamos encontrar tras un título tan sugerente. Bueno, comprenderéis que lo de gritar, o berrar escribiendo, no es más que una metáfora, porque ambas cosas son fuertes ruidos, y la escritura no tiene sonido. Para susurrar por escrito, que es nuestro quehacer, deberíamos cuidar nuestra retórica para no dar el coñazo al posible lector, y que este, nos abandone antes de terminar el relato, lo que supondría para nosotros un fracaso.

Yo voy a intentar frenar esta verborrea mía, y comprimir en media docena de líneas o menos si me es posible, todo aquello que quiera comunicar. Por ejemplo:

Los del “Club de Lectura” íbamos a tener un día de convivencia, y se ha suspendido. Supongo que fue María, la bibliotecaria, quien organizó el festejo con una visita a “La Casa del Indiano” en Colombres, y después una comida de hermandad en Puertas de Vidiago que se come bien y barato. ¡Fantástico! Pues no. Alguien no pudo ir un día, el sábado le fue imposible a María, y el domingo tampoco era el mejor día para mi y otros como yo. Un telefonazo de la titular de la Biblio a cada uno de nosotros, y la cosa quedó aplazada hasta nuevo aviso, que no suspendida como dije al principio.

Ahora, para que veáis la diferencia, os lo cuento con verborrea: Los del “Club de Lectura” íbamos a tener una comida todos juntos, tal como hicimos en otra ocasión visitando la Casona de don José María Cosio en Tudanca, después ingiriendo un cocido montañés de esos de berza bien untada, y rematamos el día haciendo una parada en Cades para conocer los entresijos de la antigua Ferrería, pero no. En esta ocasión, supongo que sería cosa de María la bibliotecaria, y es una suposición muy mal supuesta, pues me huelo que en ello tuvo mucho que ver Laura, que para algo es asturiana, se iba a visitar en Colombres la “Casa del Indiano”,que, dicho sea de paso, me la conozco lo mismo que la mía propia porque es uno de los lugares a donde siempre llevo a los amigos que vienen de fuera. Después íbamos a comer en Puertas de Vidiago, en casa de no se quién, pero de alguno era porque María me dijo el nombre, y se me olvidó. Lo que no se me olvidó fue que se comía muy bien, y a buen precio, cosa que siempre es interesante saber. María, que la pobre anda algo agobiada entre aguantar la chiquillería que tiene en los ordenadores, y a Nicolás que ya pesa lo suyo y no acaba de sentarse en el suelo y estarse quieto como hacen los niños bien educados, debe de haber barajado cien fechas distintas para dar gusto a todos, y al final eligió el sábado seis de marzo. Pues mira por donde, le surgió a ella un imprevisto, y que para el domingo. Ah, coño, el domingo no me venía a mí muy bien, pues siempre vienen los hijos a vernos, y pienso que más gente también tuviera sus compromisos, pero bueno, ya lo solucionaríamos. Y de repente, María que llama diciendo que se ha suspendido. Pues muy bien, que lo bueno, cuanto más se haga de desear, más gusta. ¿O no? Iremos a comer aunque María tenga que llevar de la mano a Nicolás, pero iremos. Pues no faltaba mas…

Jesús González González ©
Marzo 2010

2 comentarios:

María dijo...

Iremos, iremos, aunque tenga que llevar a Nicolás en el cochecito.

Anónimo dijo...

La verdad que vuestros susurros, son como esa brisa que se posa en el rostro, dejando sonrisas, y frescuras en toda la estancia.

ABrazos

V.