jueves, 3 de septiembre de 2009

MI CONCIERTO

Esta noche ha sido un disfrute. Asistir en la zona de atrás del recinto religioso, es el mejor acierto acústico e íntimo. Este ha sido uno de los mejores a los que este año asistí, queda el pabellón muy alto, esto me espabilará para ver y escuchar en el futuro con mucha más atención. Creo que este es mi año, la sensibilidad, el tiempo para ello, la relajación y el acierto se han unido, por lo tanto intentaré sacar todo el jugo.

Ayer teniendo a mi lado en el espectáculo a una de mis personas preferidas, que de cuando en vez, me informaba de cosillas que faltaban en las informaciones, yo notaba en ese momento que ella sentía, disfrutaba y además tenía conocimiento sobre la música y la cultura españolas, mientras que yo, “probe” de mí, tan solo sentía y disfrutaba. He de proponerme memorizar y estudiar en lo posible algo más de lo que observo. Será una forma de aumentar el regocijo, complacerse, además podría trasladar mucho más claramente los escritos que salen de mí.

Por ejemplo me comentó que la pieza llamada “Tres morillas”, le puso letra García Lorca y además de eso tarareaba y canturreaba parte de la letra y su música. Juzgué que era un pozo profundo, en el que estaban muchos conocimientos y que a mí me faltará el tiempo humano para conseguir al menos una parte. Comenté algo que habíamos hablado de su viaje a Holanda con respecto al queso y al pan, allí se come sin pan, dije algo así: Tu eres el queso y yo el pan, el primero por si mismo alimenta y el segundo acompaña, al menos tengo una opción o esperanza, de que estando en España, van unidos para el deleite del comensal, así que tengo una razón de ser, en la frase al menos.

Y la música, era algo increíble en acústica, (por cierto tenemos una iglesia que envidiarían muchos profesionales de este medio), en interpretación, en conjunción del público y concertistas. Eran todo corazón, solista, instrumentalistas, se movían al ritmo; sus caras eran la representación de los sentimientos que emanaban de aquellos aparatos musicales. La voz del contratenor era fuera de serie. Tenía giros que en momentos se podría decir que pertenecían a dos personas diferentes, incluso era difícil a veces distinguir cual era humana y cual instrumental. Que poder sobre las cuerdas vocales, además era una voz, a la vez que poderosa, dulce y cercana, subyugante, jugaba con ella y los espectadores asistían perplejos ante tanta belleza o perfección.

Los doce músicos se posicionaron sentados delante de los primeros bancos, por tanto apenas se podían ver uno o dos, quizás desde otros puntos de la Iglesia se vieran más. Tampoco era necesario, aunque he de reconocer que ver la forma de tocar instrumentos poco habituales, hubiese sido un placer añadido. Sé por el programa que eran los siguientes: Vihuela de arco y de mano, viola de amore, ney, oud, corneta, reta, flautas , gaïga, violone, órgano, rek, derbuka y udu y por supuesto el cantante.

Tan pronto te sumergía en el alma de una mujer, como cambiaba en gravedad y podíamos vislumbrar de nuevo la figura real del hombre. Quizás fuera que su interpretación o papel así se lo demandase, pero además se veía claro que así lo sentía, tocando esa especie de pandero que ya he visto en muchos reportajes de su país. Cuando lo alzaba para tocarlo o acariciarlo, yo creo más bien lo segundo, a veces se teñía del reflejo de algún foco para leer las partituras, entonces se asemejaba a la Luna y el ensueño de aquella música sensible, dulce, alegre y a veces pausada, permitía que mi cabeza se transportara a la noche abierta, con fragancias de flores, en cualquier población donde en tiempos ellos habitaron con nosotros, ocho siglos juntos.

Allí comenzó la unión de las tres culturas, cristiana, judía y musulmana, surgió una denominación llamada Al-Andalus y para mi cuenta, todos tenemos alguna parte de ellos en nuestros genes.

En las primeras interpretaciones, era tal la integración de lo que contaban aquellas notas, que se pudo ver en la atención y silencio de todo el público, quizás en sus mentes se estuviera formando una historia a la medida de cada cual. En mi cabeza y corazón se instalaros con prontitud, algo que se sumaba a la voz de aquel hombre, sus gestos y una especie de baile muy, muy controlado y delicado, toda una danza de enamoramiento.

"Se encontraban en un salón bellamente decorado, con colores y adornos propios de la cultura en cuestión, un muchacho observando a su amada en giros y en pasos dulces quizás estudiados. Ella casi sinuosa y como si su cuerpo se levantase en el aire, trataba de conquistar a su amado. Él, mirando embobado y esperando el momento de acercarse a ella. La música era una descripción tan clara como un relato, el chico se levantó y comenzó a acercarse a la vez que se sumaba a los movimientos de la joven. Aquí sonaban los ritmos como si fueran el corazón de cada uno, pero sin unión. Unas veces acariciaba él y entonces quizá el instrumento o tambor de países árabes o derbuka, se complacía en dar la impresión del corazón galopante y emocionado de la mujer, en otras ocasiones la que pasaba su mano por la cara era ella e igualmente la percusión sonaba definiéndolo.

Llegó el momento en que ambos corazones se juntaron, puesto que la melodía hacía vibrar al unísono y lo que antes era enamoramiento y cariño, ahora se convertía en pasión y deseo en unión, entonces todo se iluminaba y sonaba con alegría y encanto, donde ambos compartían felicidad y cuerpo".

Estar presenciando y escuchando todo aquello, ponía el bello de punta. El solista es posible que viviera la autentica historia pero, su apariencia era tan expresiva que podría ser, tuviéramos en la cabeza en algo parecido.

Otra de las piezas era más bulliciosa y alegre, cabía la posibilidad que fuera un mercado, los concertistas utilizaban la lectura de sus partituras, subían y bajaban las notas.

"Parecían los vendedores de diferentes objetos;

-tengo los mejores dátiles,
-aquí los mejores dulces,
-los tés más exquisitos,
-las chinelas más brillantes,
-los cueros y bolsas más fuertes…

En uno de los tenderetes, a raíz de los sonidos de los intérpretes, estaban a la vista, unas sedas de colores, algunos muy vivos, en ellas unas hermanas acompañadas de hermanos guardianes, entre risas pretendía comprar algunas de aquellas telas tan llamativas. Engañaban a sus cuidadores pareciendo que era tela para sus burkas, pero lo que ellas pretendían era llevarse unos velos para enamorar en un momento dado, a posibles muchachos de su entorno. Podría ser que tuvieran en mente, danzar el baile de los siete velos para ellos, la armonía de los instrumentos así lo indicaba.

Otro de los momentos musicales, era el sonido de una flauta, que se oía por encima del grupo, esta parecía llamar la atención de todos los paseantes de aquel zoco. Si era un ser venido de otros lugares y estaba encantando a una cobra. Tenía a su lado una cama de pinchos, donde después de demostrar su poder sobre el reptil, seguramente caminaría por encima de ella e incluso con la ayuda de algún espectador, reposaría sobre ella con peso para enseñar su poder sobre el dolor. Cuanta gente a su alrededor, los ojos de los niños extremadamente abiertos y los demás atentos a todo. Los sones de flauta e instrumentos varios, con el órgano dando la sensación de peligro, daban sus frutos y todos los oyentes del concierto, posaban su atención en aquellas acompasadas notas".

"Otra de las partituras tan sólo musicales, me trasladó a las murallas de cualquier población, a sus guardias o vigías, de pronto todos los elementos de los maravillosos artistas musicales, se levantaron al unísono y dieron con la tranquilidad al traste. Uno de las violas me dio la impresión de que fuese uno de los vigilantes y anunciaba con temor la llegada de un ataque enemigo.

Se oían el cabalgar de camellos y caballos, con el jaleo que los jinetes proporcionaban con sus voces de amenaza, el intento conseguido de tirar la puerta y el consiguiente lío que se formaba en ataque y defensa, los gritos, los miedos, las huídas. Pero todo acabó y el deleite musical provocaba esa sensación del campo de batalla ya abandonado. Muerte, dolor, llanto y en algún lugar, el llorar de un niño que parecía anunciar su desamparo, pero que también daba la sensación de la esperanza en el futuro. El grupo de concertistas, dejaba en aquellos sones, casi tristes, que vencedores y vencidos, todos habían perdido, nadie ganaba, la muerte, amputaciones, ruinas, enfermedades, eran superiores a cualquier disculpa de territorios o guerras ganadas, por mucho que fueran claves para no sé qué cosas necesarias en los gobiernos enemigos".

El concierto llegaba a su fin, aún se vieron a través de su música bailarinas de los famosos siete velos, con fiesta, banquete, charla y espectadores masculinos. Finalizaba pero el público en pie aplaudiendo,impedía que aquellos artistas se retiraran, implicados en conjunto perfecto de interpretación, que disfrutaban con ello y que en lo que vi acercándome después en los bises, era algo que sentían muy adentro. Tres fueron los regalos que nos hicieron, parecía que eran aún pocos. Creo que ellos ya sentían la necesidad de descansar y nosotros espectadores emocionados y ávidos de otra interpretación nos costaba entenderlo.

Queridas interlocutoras de estas letras, creo que será bastante difícil de igualar tantas emociones. La compañía que estaba a mi lado y conmigo en este concierto era importante, la acústica, los músicos, el entorno, la estabilidad de todo tipo, la noche, todo ello es una sensación feliz, irrepetible pero que espero en el futuro, al menos tenga la posibilidad de comparar con otras experiencias.

Mi despedida hoy es desde un jardín con luna, romántico, en donde tres culturas la regaron de conocimientos de todo tipo, aunque terminara en conflicto. Creo en la posibilidad de ser pacíficos, como ocurrió en la escucha de este conjunto llamado “Lachrimae Consort”. Enhorabuena por su profesionalidad y dedicación. Por cierto el precio fue irrisorio. Hasta luego Uve.

Angeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
28 de agosto de 2009

2 comentarios:

flor dijo...

Lines cada vez que escribes me dejas mas asombrada y ademas aunque no asista a esos maravillosos conciertos,me parece haber estado alli,sin palabras me has dejado,besitos

Anonymous dijo...

Lines.

Lines.

Siento el disfrute de ese concierto en tus letras, la música que dejas en cada una de ellas,. se siente en una gran armonía.

abrazos y felicidades..

concariño


V.