miércoles, 2 de septiembre de 2009

LOS BOSQUES ALIMENTAN A LAS FRAGUAS

Los bosques alimentan a las fraguas
igual que los carbones de las minas,
los leños dan principio a las hogueras,
las piedras del carbón, la brasa viva.

Fue duro aquel trabajo de las fraguas,
con hombres y ferrones día a día,
lograron con sus manos y paciencia
las puertas de una era muy distinta.

Los bosques se cortaron a destajo,
los ríos se encauzaron muy deprisa,
brotaron los molinos y las fraguas,
nacieron a su vez las Ferrerías.

Allí se trasportaron los carbones,
los duros minerales y piritas,
y estos, bajo el fuego de la fragua,
se unieron con la llama y su saliva.

Comprendo a los ferreros y peones,
entiendo sus temores y sus cuitas,
venían de otras tierras muy lejanas
a darnos ese mucho que sabían.

Y así por mi Cantabria se extendieron
las fraguas y molinos con envidia,
las unas daban vida a los metales
los otros nos dejaban sus harinas.

El hierro ennoblecido se labraba
a base del martillo y de porfía,
los cuerpos de los hombres doloridos
lograban esas piezas tan precisas.

Entonces trabajaban la jornada
en medio de los humos y cenizas,
con brasas que quemaban sus vestidos,
con toses y con pieles malheridas.

Ganaban de esa forma sus jornales,
los rudos jornaleros de Castilla,
al mando de artesanos Vizcainos
con fieles capataces de vigilia.

Es lindo lo que guarda nuestra historia,
tras viejos caserones y ruinas,
yo quiero que esas piedras me desvelen
y quiero sus vivencias revivirlas.

Yo quiero estremecerme con el fuego,
y quiero que la historia tan furtiva,
se funda con la savia de mi sangre,
logrando que florezca en la cuartilla.

Entonces esa página olvidada,
de bosques mutilados y de encinas,
tendrán junto a las fraguas y los hombres
el premio de la historia bien escrita.

Las fraguas, nuestras tierras, transformaron,
cambiaron el destino de las vidas,
trazaron esa época moderna
haciendo que pasara más deprisa.

Un Cades ya amanece perezoso,
el Nansa bajo Celis ya se estira,
a Rábago saluda cuando pasa
siguiendo su descenso hasta la Tina.

Atrás se nos quedaron Camijanes,
Trascudia con nostalgia en sus orillas,
También Muñorrodero con sus huellas,
lo mismo que Pesués con su alegría.

Un Valle se ha quedado a las espaldas,
al mismo bautizaron Herrerías,
quizás por esas fraguas y ferrones,
dejando, allí, la historia suspendida.

Por eso yo te digo caminante,
no olvides visitar la Ferrería,
tendrás junto a este Nansa lo que buscas,
la fragua y los molinos que dormitan.

Rafael Sánchez Ortega ©
02/09/09

4 comentarios:

Flor dijo...

Sigo admirando y aprendiendo con tus explendidos poemas,yo de mayor quiero escribir como tú,besitos.

Anonymous dijo...

En la Ferrería de Cades algún día pondrán una placa con tu nombre, estoy seguro. Sólo pedir que no tarden mucho, que lo veamos nosotros. Otro abrazo,Jesús.

V. dijo...

Rafael.

Ahhh que decir¡¡
si de tus letras se fraguan versos llenos de añoranzas,de ese ayer que hoy revives.

Abrazos


V.

Anonymous dijo...

Rafael.

Ahhh que decir¡¡
si de tus letras se fraguan versos llenos de añoranzas,de ese ayer que hoy revives.

Abrazos


V.