
Sí, este año el tiempo de estío está entretenido, por eso Uve me invento esta estación. Ya es difícil pronosticar el tiempo, cuanto si mas, en esta época que disfrutamos tiene cierta guasa, bueno por la mañana, a medio día se nubla un poquito, a la tarde de nuevo el sol; todos pensamos, quizá se estabilice por fin. Pero de eso nada, mañana soleado, a las trece horas nubes, a las dieciocho lluvia y salida de coches en caravana inmensa desde la playa.
Por cierto, el otro día se puso el tiempo un poco chulo y nos sorprendió con una tronada espectacular con granizos de tamaño canica. Así que será mejor ni chistar, conste que estamos en julio y que todavía estoy cuerda.
Indudable que hemos de estar contentos, me explico. Dormimos fresquitos, el tiempo a la tarde refresca, apetece hasta un buen cocido montañés, los fines de semana que es cuando la mayoría de los veraneantes se acercan, de pronto el tiempo se alía con todos ellos, se mantiene estable y caluroso, entonces se observa el gentío playero hasta las 21 horas e incluso más, el negocio del turismo respira un poco aliviado.
El resto de la semana, de cuando en vez que diría mi abuela, hay marejada de fondo, algo bonito a la entrada de la barra y por casi toda la ría, (aunque los pescadores seguro que se acuerdan de mis escritos con cierta mala intención, porque a ellos les quita de hacer su trabajo y de conseguir su jornal), dos líneas blancas de espuma que la recorren, donde nace esa blanquera denominanda "la plancha", que está según se sale a la izquierda de la barra; en paralelo hacia adentro, parecen los brochazos de un pintor de marinas, en este caso creo que se llama “Dios”, está precioso; se difuminan en el canal que lleva hasta el puente de la Barquera.
Este es el momento de otros placeres que se incluye a la mar en ellos, los surfistas. Precisamente este lunes, en que concurría todo esto, conté unos cincuenta o cincuenta y cinco de ellos en el Puntal, entre el muro y la playa de Merón, es donde las olas se manifiestan más embravecidas, mirándoles me di cuenta de que las olas venían de tres en tres y un señor que entiende de la materia aclaró que era la medida de las olas en ese momento, de metro y medio, pero que sabía que el martes se pondría en calma de nuevo.
En el horizonte se vislumbraba ya muy lejos, un barco bastante grande de pesca, posiblemente fuera uno de los del puerto barquereño que se dedica al cerco. Las piezas que cobrará con un poco de suerte serán las sardinas y el chicharro; suelen quedarse a esa distancia porque los cardumenes o bálamos de peces, están semiprotegidos de sus enemigos o depredadores en los picos de las elevaciones marinas, que ellos llaman "cabezos".
A la atalaya se iban acercando curiosos, paseantes, niños, todos teníamos opiniones según nuestro conocimiento. A veces se explican cosas a los niños que producen sonrisa. Papá, ¿por qué hoy no hay barcos en el mar?, pues verás hijo, es que los lunes se quedan en casa para jugar con sus hijos, el niño contesta, ¡ahh! y papá, ¿por qué tu no eres de esos barcos?, así jugaríamos nosotros también los lunes… Al padre creo que le cambió la cara en varios colores e intentó cortar la conversación señalándole las gaviotas que volaba por encima de nuestras cabezas.
Si él supiera que las gaviotas son los bombarderos mas incómodos del puerto, seguro que se hubiera protegido, jejeje. Pues sí, se ha de tener cuidado con ellas, cuando han hecho su digestión y están en vuelo, tiene la libertad de defecar donde cuadre e incluso en vuelo y pongo por testigo a cualquier marinero de la zona, que es una ducha blanca impresionante, cuando te cae en la cabeza u hombros, te recorre por todo tu cuerpo y si es un pobrecito niño, apuesto que desaparece cubierto por semejante calderada, cuando cae en la ropa contiene un ácido tan potente que decolora el tejido, los coches, la pintura, la madera, por Dios el famoso piloto “Barón Rojo”, era bastante malo comparado con ellas.
En ese momento, una de ellas que se posó encima de las cáscaras de las ostras, que están depósitadas bajo el mirador de cara a la barra, intentando comerse un pescado, estaba claro que le costaba mucho porque aún era joven. Lo delataba su color oscuro, pues cuanto más polluelo más pardo. La razón es muy simple, suelen anidar en islotes de rocas o en la zona de piedra y costa, en esta posiciones el color es como sombrío, la piedra parece estar siempre mojada, por la humedad del agua, las olas o el salitre, por tanto se camuflan mejor de sus enemigos. Las adultas son blancas por completo.
Aprovechando que el tiempo es otoñal del todo, me siento incapaz de malgastar esta única ocasión y decido que este año mi cumpleaños ha sido en otoño, ya estaba cansada de celebrarlo en verano, me da la razón el tiempo, los cielos nublados, los cambios intempestivos y las ganas de comer cosas calientes, lo único que es diferente es que carece del toque de romanticismo, eso es algo que no tiene esta época pero a lo mejor si me empeño, consigo ponerme melancólica.
Bueno Uve, como dirían los ancianos del lugar, “esto en mis tiempos no pasaba”, lo que nos da la posibilidad de que nosotros en el futuro, si podremos decir que lo hemos vivido. Un abrazo que además de cariño, nos produzca un calorcillo que será bienvenido.
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. De la Barquera
28 de "JulioOctubre" de 2009
Por cierto, el otro día se puso el tiempo un poco chulo y nos sorprendió con una tronada espectacular con granizos de tamaño canica. Así que será mejor ni chistar, conste que estamos en julio y que todavía estoy cuerda.
Indudable que hemos de estar contentos, me explico. Dormimos fresquitos, el tiempo a la tarde refresca, apetece hasta un buen cocido montañés, los fines de semana que es cuando la mayoría de los veraneantes se acercan, de pronto el tiempo se alía con todos ellos, se mantiene estable y caluroso, entonces se observa el gentío playero hasta las 21 horas e incluso más, el negocio del turismo respira un poco aliviado.
El resto de la semana, de cuando en vez que diría mi abuela, hay marejada de fondo, algo bonito a la entrada de la barra y por casi toda la ría, (aunque los pescadores seguro que se acuerdan de mis escritos con cierta mala intención, porque a ellos les quita de hacer su trabajo y de conseguir su jornal), dos líneas blancas de espuma que la recorren, donde nace esa blanquera denominanda "la plancha", que está según se sale a la izquierda de la barra; en paralelo hacia adentro, parecen los brochazos de un pintor de marinas, en este caso creo que se llama “Dios”, está precioso; se difuminan en el canal que lleva hasta el puente de la Barquera.
Este es el momento de otros placeres que se incluye a la mar en ellos, los surfistas. Precisamente este lunes, en que concurría todo esto, conté unos cincuenta o cincuenta y cinco de ellos en el Puntal, entre el muro y la playa de Merón, es donde las olas se manifiestan más embravecidas, mirándoles me di cuenta de que las olas venían de tres en tres y un señor que entiende de la materia aclaró que era la medida de las olas en ese momento, de metro y medio, pero que sabía que el martes se pondría en calma de nuevo.
En el horizonte se vislumbraba ya muy lejos, un barco bastante grande de pesca, posiblemente fuera uno de los del puerto barquereño que se dedica al cerco. Las piezas que cobrará con un poco de suerte serán las sardinas y el chicharro; suelen quedarse a esa distancia porque los cardumenes o bálamos de peces, están semiprotegidos de sus enemigos o depredadores en los picos de las elevaciones marinas, que ellos llaman "cabezos".
A la atalaya se iban acercando curiosos, paseantes, niños, todos teníamos opiniones según nuestro conocimiento. A veces se explican cosas a los niños que producen sonrisa. Papá, ¿por qué hoy no hay barcos en el mar?, pues verás hijo, es que los lunes se quedan en casa para jugar con sus hijos, el niño contesta, ¡ahh! y papá, ¿por qué tu no eres de esos barcos?, así jugaríamos nosotros también los lunes… Al padre creo que le cambió la cara en varios colores e intentó cortar la conversación señalándole las gaviotas que volaba por encima de nuestras cabezas.
Si él supiera que las gaviotas son los bombarderos mas incómodos del puerto, seguro que se hubiera protegido, jejeje. Pues sí, se ha de tener cuidado con ellas, cuando han hecho su digestión y están en vuelo, tiene la libertad de defecar donde cuadre e incluso en vuelo y pongo por testigo a cualquier marinero de la zona, que es una ducha blanca impresionante, cuando te cae en la cabeza u hombros, te recorre por todo tu cuerpo y si es un pobrecito niño, apuesto que desaparece cubierto por semejante calderada, cuando cae en la ropa contiene un ácido tan potente que decolora el tejido, los coches, la pintura, la madera, por Dios el famoso piloto “Barón Rojo”, era bastante malo comparado con ellas.
En ese momento, una de ellas que se posó encima de las cáscaras de las ostras, que están depósitadas bajo el mirador de cara a la barra, intentando comerse un pescado, estaba claro que le costaba mucho porque aún era joven. Lo delataba su color oscuro, pues cuanto más polluelo más pardo. La razón es muy simple, suelen anidar en islotes de rocas o en la zona de piedra y costa, en esta posiciones el color es como sombrío, la piedra parece estar siempre mojada, por la humedad del agua, las olas o el salitre, por tanto se camuflan mejor de sus enemigos. Las adultas son blancas por completo.
Aprovechando que el tiempo es otoñal del todo, me siento incapaz de malgastar esta única ocasión y decido que este año mi cumpleaños ha sido en otoño, ya estaba cansada de celebrarlo en verano, me da la razón el tiempo, los cielos nublados, los cambios intempestivos y las ganas de comer cosas calientes, lo único que es diferente es que carece del toque de romanticismo, eso es algo que no tiene esta época pero a lo mejor si me empeño, consigo ponerme melancólica.
Bueno Uve, como dirían los ancianos del lugar, “esto en mis tiempos no pasaba”, lo que nos da la posibilidad de que nosotros en el futuro, si podremos decir que lo hemos vivido. Un abrazo que además de cariño, nos produzca un calorcillo que será bienvenido.
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. De la Barquera
28 de "JulioOctubre" de 2009
1 comentario:
Hay que ver, en cada escrito me sorprendes mas, tienes la virtud de que con tu narrativa me haces vivir experiencias nuevas,y cada vez te dispersas menos.Besines
Dori
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