Me
gustaría abrir el cerebro de todos los políticos para comprobar hasta que punto
está de acuerdo lo que piensan con lo que dicen.
Me
gustaría abrir el cerebro de los poderosos,
para saber porqué no levantan sus banderas en favor de los que
no pueden.
Me
gustaría abrir el cerebro de jueces y juristas, para saber si realmente creen
que hay justicia.
Me
gustaría abrir el cerebro
de los que predican cualquier religión, para saber a ciencia cierta si
realmente creen lo que pretenden hacernos creer.
Me
gustaría abrir el cerebro de los que critican los muchos defectos de sus vecinos, para
enterarme si le tienen ciego para no ver los suyos, o es que son realmente malvados.
Me
gustaría abrir el cerebro de los inmensamente ricos, para saber si se han
enterado de que hay gente que se muere de hambre.
Me
gustaría abrir el cerebro de los que no pasamos hambre, para saber si cuando
criticamos a los inmensamente ricos, lo
que en realidad sentimos es envidia.
Me
gustaría abrir el cerebro de los inmensamente
hambrientos, para saber si ya han puesto fecha al día que revelándose
juntos, nos cuelguen a todos del árbol
más cercano.
Me
gustaría encontrar la llave que abra
estos cerebros, para saber si me atrevería a usarla
J. González González ©
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