Paciente
lector: Seguramente no lo recuerdas,
pero en junio de 2009 tuvimos en nuestra provincia un ventarrón que hizo
infinidad de destrozos. A mi me afectó, porque arrancó el mirador de una casa antigua que poseo en la calle
Cisneros de Santander.
La
casa, la tenía y tengo asegurada con MAPFRE, a quien dí cuenta inmediatamente del suceso. Les faltó tiempo
para enviar a un técnico a revisar los desperfectos que habían sido
desastrosos. Todo el cierro del mirador acristalado sobre armazón de madera,
fue arrancado de cuajo, y gracias a Dios que al caer sobre la acera no pilló a
nadie.
Los
“mapfriosos”, (no encuentro palabra más adecuada para nominar a los mandamás de
Mapfre), me informaron que solo se
hacían cargo de la mano de obra de la colocación de un nuevo
mirador, cuya completa y nueva construcción correría por mi cuenta. La razón
que me dieron para tomar esta inapelable decisión, fue que según su técnico, la madera arrancada por el
viento, era demasiado vieja.
Les
contesté a vuelta de correo y en carta certificada con el fin de aclarar un solo concepto: Si
enviaron a un técnico, y no me pagan un nuevo mirador porque la madera era
demasiado vieja, (a mi me hacía el mismo servicio que si fuera demasiado
nueva), ¿por qué no enviaron así mismo
al técnico cuando contraté la póliza,
para cobrarme anualmente a razón de un mirador de madera vieja que no me iban a
pagar llegado el caso?
Pues
mira amigo, la callada por respuesta. ¡Como si no hubieran recibido el
certificado!. Supusieron, con la razón que la experiencia les da los
mapfriosos, que responder era dialogar,
y dialogar suponía ceder en algo. Estuve tentado a cambiar de aseguradora, pero
temí, (con la experiencia que el tiempo da a los más débiles), que sería
cambiar de collar, pero no de perro. No obstante la espina dentro la tengo, y
seguro que puntúa para un nuevo
descontento.
A
continuación transcribo la carta que en su día les envié:
MAPFRE/ familiar
Poeta
Agustin Millares 3 35008
Expte. XXXXXXXXX
Póliza XXXXXXXXX
San Vicente de la
Barquera, 23 junio de 2009
Sres
de MAPFRE: Acepto su liquidación porque no me que queda otro remedio. Ustedes
deciden, y yo lo tomo o lo dejo. No acudo al procedimiento pericial previsto en
el Art. 38, porque ni entiendo ni quiero complicadas legalidades en las que siempre sale perjudicada la parte más débil.
Yo
solo entiendo de razones, y de sentido común. Me hablan ahora del porcentaje de
depreciación que se refleja en el
artículo 3 del Condicionado General. Esa depreciación del material del mirador,
a mi me hacía el mismo servicio que nuevo, si no hubiera sido por el viento que
lo arrancó. A la hora de pagar, mandan primero a sus técnicos que contrasten.
No los mandaron ustedes a la hora de contratar la póliza, para si el material
no era bueno, cobrarme de póliza de acuerdo con lo que estaban dispuestos a
pagar llegado este caso. Me han estado
cobrando anualmente lo mismo que si me pusieran un mirador nuevo.
Me
siento indefenso, y en cierto modo atropellado por la ley del más fuerte.
Además de esta, tengo con ustedes otras tres pólizas: La XXXXXXXXXXXX, la XXXXXXXXXXXX y la XXXXXXXXXXXX, y tengo miedo que si algún día, Dios no lo
quiera, tengo en ellas algún accidente, ustedes encuentren fórmulas
“legales” para no abonarme no lo legal,
sino lo que es justo, y por ello estudio el cambiar de aseguradora en busca de
mejor amparo.
Espero
reconsideren su aptitud y puedan hacerme una oferta que deje, aunque sólo sea
medianamente satisfechas a ambas partes.
Les
saluda atentamente,
-------------------------------------------------
Pues
lo que te digo, amigo: Ni pío. De esto
va a hacer cuatro años. ¿Qué por qué lo
saco ahora a relucir? Facilísimo: En el
Taller de Escritura de la Biblioteca Municipal de San Vicente de la Barquera,
Rafael Sánchez Ortegal que es quien le
dirige, nos pone cada mes un tema sobre el que escribir, y en esta ocasión
escogió LA CARTA. .
J.
González González ©
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