domingo, 17 de febrero de 2013

MUDANZA



Hola, amiga en la distancia.
Hoy no tenía yo el día para mucho y al leer ese poema que escribiste anoche...

...por Dios te digo que he llorado,
pues sentí que cada verso era yo misma.
Naufragué en las lágrimas, que era negras letras,
y creí mentirme como otras veces
en un anhelo silencioso y agotado.
Sentí tu castigo sobre los suelos de piedra,
en los espinos,
y la esquela sin nombre ni epitafio
que murió en ti,
sin la dispensa de una carencia suspirada...

Me sumé al tiempo desahuciado de ilusiones
y de tus límites rimados,
desde donde vi partir amaneceres
y cuando miré en silencio el ocaso de mi vida
fue sin excluir la estrella que guiaba mi mirada.
Mas agoté la vieja historia
de los presagios que oscurecieron mi futuro
castigado con la espuela del presente;
quisiera, hoy, más que nunca,
sentarme y sentarte de nuevo en la esperanza.

Quiero que sepas que lloré al leer la poesía, 

lloré y afloró la nostalgia, y lloviznó en gris 
mi alma de un recuerdo como el tuyo ya calcinado.

Amiga, un abrazo desde este charco de lágrimas 

con él que conseguiremos el barro para los ladrillos 
y así ayudarte a construir tu nueva casa...


Ángeles Sánchez Gandarillas ©

17-II-2013

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