martes, 29 de enero de 2013

SUPERLATIVO



Leí un sensible poema en la fuerza del recuerdo y en la rima de un amor perdido.

Era la poesía inmortal del beso subyugante en la caricia plena, de un otoño palpitante entre las hojas que lloverían a la tierra igualando su color. Veía en esos versos, las entornadas ventanas al tejal de los bosques, al verde musgo y a los perennes árboles teñidos y susurrantes, aliados del aire que procuraría al silencio de un misterio errante, al cielo despejado donde el sol esculpía al ayer de los cuerpos deseosos bajo esa calidez.

Vi a un poeta superlativo en los sentimientos que anidaban en aquel corazón y que escribía palabras de pasado en su presente. Tildaba sus letras de pasiones que, sin demora, lograban ser punto y seguido de páginas en blanco, abandonadas a su suerte ante lectores que descubrieran asombrados sus recuerdos y dibujaran el sonido de otros besos...



Ángeles Sánchez Gandarillas ©
28-I-2013

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