El turismo que se desarrolla desde el entorno litoral de San Vicente de la Barquera, es variado. Quizá, lo más llamativo sea la parte costera pero, se pueden practicar otros deportes y ocios. La montaña, el turismo histórico, espeleología, senderismo a través de bosques y riveras, descubriendo su fauna y flora autóctona; también hay zoos, cavernas con muestras de civilizaciones rupestres, edificaciones de la edad antigua, media, moderna, incluso la contemporánea; esta franja se alarga hasta la vecina Asturias, equidistante a todo lo que sea ocio y disfrute. Es una zona extensa de unos setenta y cinco kilómetros a la redonda.
Un entorno que hace posible la relajación y aparta al urbanita de su día a día, sumergido en el estrés laboral, la contaminación de las metrópolis y las aglomeraciones a todos los niveles.
Se añade además, una profusa oferta culinaria y hostelera, desde la costa y sus productos de la mar, hasta el interior, carnes, lácteos y los cultivos de las huertas familiares. Estos núcleos turísticos reciben a tantas personas, sobre todo en fines de semana, que los problemas para el estacionamiento, las colas en los comercios y el constante bullicio, hace que la hipotética búsqueda del descanso del turista, esté, tan atestado como lo que dejaron atrás.
Sin embargo, este turismo se acoge como “agua de mayo” y se trabaja duro para que todos ellos descansen; prácticamente, son la única “industria”, salvo, el sector primario y los servicios, por ello, suaviza las posibles inconvenientes del ruidoso tráfico, la aglomeración y las eternas noches de diversión.
Se intenta mantener el estatus sobre determinadas actividades de ocio, naturaleza y cultura, será una forma de preservar todas las costumbres y formas de vida que mejorarán esos atractivos turístico, ya que, visitan este entorno porque es el mejor del mundo y los habitantes de este lugar, tienen la suerte de vivir en él...
¡Bienvenidos y feliz descanso!
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
Julio de 2012
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