jueves, 28 de junio de 2012

POSEÍDO



Cuando la noche se desploma sobre el día, oculta la belleza del poseído ante si mismo y ante los demás. Se convierte entonces en un ser igual a todos, siente entonces, derrota y amargura. Deseará el día agónicamente, desesperadamente, reclamará a la luna para que brille clara, rehuirá la sombras latentes y querrá para la oscuridad, un colapso de luz al colocarse bajo una farola; allí, el pagado de si mismo, seguirá vanagloriándose, insomne, intentando ver su reflejo de Adonis en las gotas de rocío, o, en el espejo de otras almas.

Sigue sin dormir; lleva así una semana. Cerrar los ojos le angustia, quiere verse y notar al tacto, la perfección de su rostro y de su cuerpo. El alma le es innecesaria, no se ve..., sabe que se le quemó hace una semana ante el espejo, cuando su externo esplendor hizo fuego con ella...

La belleza agonizará cada noche y se extinguirá con la edad, y aunque el bello no lo soporte, lo hará en igualdad de condiciones y, junto a los menos agraciados.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
27-VI-2012

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Pobrecillo...!
La dama de hierro