sábado, 19 de mayo de 2012
VACÍO.
La tarde está vacía,
se vació por completo de tu nombre...
Ansié de pronto en el recuerdo,
la fecha en que ayer te conocía
y, encontré tan sólo bellas sombras
que se despedazaron
deshilachadas por el suelo.
No había nada ya en esta alma
y entendí, entonces, el vacío.
Comprendí de pronto tantas cosas
y quise, aún, conservar
todas tus caricias.
Volví la espalda a esos recuerdos,
los volví de pronto, sin pensarlo,
para nada quisiera devolverlos
aunque, tampoco esté ahora enamorada...
Y aquella tarde gris que se ofuscaba
en llorar de poco en poco
todas aquellas lágrimas,
aquellas que vertí pidiendo a gritos
una limosna de caricia,
porque, una me bastaba.
Entonces no lo supe y ahora lo lamento,
en que perdí la compostura;
siento que obré
sin comprenderte,
y quise yo morir
de toda mi locura...
La tarde se ennegrece por momentos,
se encapota
y cae de nuevo el agua,
y en paseos de entonces, como el de ahora,
regreso a la atalaya.
Suspiro con las olas y los vientos,
renuevo la esperanza,
esa que me pide el alma con el cuerpo
esa que olvidé de tanta ansia.
Sería un imposible mi locura
y eso fue, lo sé,
pues no encontré mesana
que llevase mi cuerpo hacia tus mares
a ondear de nuevo,
a marear de pieles
y de aquel corazón,
buscar la calma.
Se acaba este día oscurecido
y el frío se envuelve con mi espalda,
recojo mi velamen del recuerdo
y me encuentro, de pronto,
sola y náufraga...
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
18-V-2012
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