lunes, 11 de octubre de 2010

NIEBLA EN EL BIGOTE

Este sábado, 9 de octubre, se ha representado en el auditorio de San Vicente de la Barquera la obra de Jorge LLopis Establier, “Niebla en el bigote”. La obra de este autor nacido en 1.919, está identificada con el tipo de humor de los años 50 ó 60. Este alicantino fue poeta, coreógrafo y actor, autor de varías obras teatrales humorísticas, como “Susana quiere ser decente”, “La tentación va de compras” o “Los pelópidas”, parodia en verso.

Fue puesta en escena por el grupo de Teatro Muriago, interpretado por diez personajes, que tratan de resolver una serie de asesinatos, representado en dos actos, con una dirección de pasadas las dos horas.

El primero se desarrolla en la habitación de la casa de uno de los policías; en un desorden donde se puede hallar en sillón desde un cuchillo, hasta un sujetador, pasando por una sartén, una paleta de pintura y los más variados artículos y ropajes. La desorganización de la esposa tiene poco que ver, con la supuesta disciplina y control, de un investigador policial.

Esperan la visita de un matrimonio para acudir al teatro, el esposo es un detective agorero, desconfiado e inaguantable, todo le parece sospechoso. A raíz de la tardanza de la señora de la casa, una carta anónima entregada y las llamadas telefónicas recibidas, se va deshilando la trama con sospechosos, pruebas, testigos intentos de nuevos asesinato y encubrimientos, haciendo llegar a la resolución sorprendente de esta comedia humorística.

Sale a colación incluso Scotland Yard, en contraste con una pitonisa, un humor por definirlo de alguna manera, inglés, un tanto flemático, refinado e irónico, que se desarrolló prácticamente durante toda la obra, en alguna ocasión se distinguió cierta nota humorística, algo más mediterránea. Los actores destacaron por hacer casi realidad ese carácter anglosajón, a tanto que en ocasiones el público no diferenciaba bien, algunos rasgos humorísticos puestos en escena.

Al comenzar el segundo acto, los operarios del grupo teatral y los mismos actores del reparto, cambiaron el decorado del escenario, pues la escena se desarrollaba en otro lugar. Aumentaron los personajes con un chino, testigo de todo y un sargento policial. Después de un ir y venir de personajes y argumentos contradictorios y complicados, se descubre quien es el asesino, culminando la historia con el mismo humor flemático del principio.

Hubo bastante público, casi tres cuartas partes del aforo, respetuoso y sin problema alguno.

Estamos a la espera de las que sabemos, próximas representaciones, algo que se agradece en estas épocas otoñales, huérfanas de actividades de este tipo.


Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
9 de octubre de 2010

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