Para quien no conozca el sobrecogedor entorno de La Hermida, les diré que es un desfiladero cerca de Potes. Carretera y río, río y carretera, van unidos en sus múltiples hoces.
Viene a colación hablaros de ello porque he ido a los baños en el hermoso Balneario que allí hay, diez días, de un tiempo extraordinario, como suele ser en el mes de Septiembre que hemos tenido.
Media hora de viaje desde San Vicente, pero el paisaje es tan hermoso...
Poco más allá del pueblo de Panes comienza el espectáculo. Grandes farallones de rocas cortadas a pico que casi no dejan ver el cielo con sus pequeñas manchas verdes de trocitos de pradera y árboles que salen desafiantes entre las mismas rocas desnudas. Durante veinte kilómetros, todo esto, te hace sentirte pequeño. Rocas desprendidas enormes, que con el paso de los siglos mueren en el río que por allí pasa, El Deva. Río salmonero que va saltando cristalino entre pedruscos y pedrusco. Lindos remansos con árboles grandiosos a sus orillas, robles, castaños, nogales, higueras, etc.
El pueblo de La Hermida queda en medio del desfiladero y al borde de la carretera; es un pueblo al que en invierno no le entra el sol, pero os aseguro que parece de cuento. Sus casonas de piedra cuidadisimas y llenas de flores y plantas, no tienen nada que envidiar a esos pueblos tan bonitos austriacos que tanto me gustan.
A unos metros del pueblo se encuentra el Balneario, con sus agus sulfurosas que salen a 62 grados y declaradas minero medicinales y de utilidad pública a mediados del siglo XIX.
El Balneario estaba dormido hasta hace diez años en que se ha abierto de nuevo para deleite de todo el que quiera ir; es moderno y precioso, con una senda para ir al pueblo andando junto al río que es una auténtica delicia.
Todo esto se encuentra justo a la entrada del Parque Natural de Los Picos de Europa y en la comarca de Liébana.
María Eulalia Delgado ©
Septiembre 2010
Viene a colación hablaros de ello porque he ido a los baños en el hermoso Balneario que allí hay, diez días, de un tiempo extraordinario, como suele ser en el mes de Septiembre que hemos tenido.
Media hora de viaje desde San Vicente, pero el paisaje es tan hermoso...
Poco más allá del pueblo de Panes comienza el espectáculo. Grandes farallones de rocas cortadas a pico que casi no dejan ver el cielo con sus pequeñas manchas verdes de trocitos de pradera y árboles que salen desafiantes entre las mismas rocas desnudas. Durante veinte kilómetros, todo esto, te hace sentirte pequeño. Rocas desprendidas enormes, que con el paso de los siglos mueren en el río que por allí pasa, El Deva. Río salmonero que va saltando cristalino entre pedruscos y pedrusco. Lindos remansos con árboles grandiosos a sus orillas, robles, castaños, nogales, higueras, etc.
El pueblo de La Hermida queda en medio del desfiladero y al borde de la carretera; es un pueblo al que en invierno no le entra el sol, pero os aseguro que parece de cuento. Sus casonas de piedra cuidadisimas y llenas de flores y plantas, no tienen nada que envidiar a esos pueblos tan bonitos austriacos que tanto me gustan.
A unos metros del pueblo se encuentra el Balneario, con sus agus sulfurosas que salen a 62 grados y declaradas minero medicinales y de utilidad pública a mediados del siglo XIX.
El Balneario estaba dormido hasta hace diez años en que se ha abierto de nuevo para deleite de todo el que quiera ir; es moderno y precioso, con una senda para ir al pueblo andando junto al río que es una auténtica delicia.
Todo esto se encuentra justo a la entrada del Parque Natural de Los Picos de Europa y en la comarca de Liébana.
María Eulalia Delgado ©
Septiembre 2010
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