sábado, 2 de octubre de 2010

ILUSIONES EN OTOÑO


La vida nos concede sorpresas, buenas noticias, alegrías, sin embargo esa sensación donde se encuentra todo lo anterior, se da menos veces: es la ilusión.

Puede ser por haberlo luchado o simplemente, obra del destino, apareció de nuevo en mi vida, de una manera explosiva, con el atolondramiento de una adolescente ante su primera jornada en la universidad, comenzar el trabajo que te gusta o conocer otros compañeros, otra vida. Es una mezcla de miedos y proyectos, algo que debiera controlar porque…, el futuro es imprevisible. Pero mientras lo llevo conmigo ahora, fantasías poco menos que increíbles.

Sentí cierto nerviosismo ante esa situación; depositaban ante mí un cúmulo de opciones, tentando a ese futuro, con posibilidad de manejar y controlar una parte de él. Se llenaron mis manos de proyectos impensables, inauditos e inesperados, mi cabeza giraba acariciando planes, que podría convertirse en fantasía, tratando de equilibrar lo posible de lo irreal. No podía hacerlo, estaba subyugada y a la vez asustada. El proyecto empezaba llevándome en la cabalgadura de la felicidad, con la sorpresa de que a pesar de imperfecciones evidentes, alguien más creía en ese algo que está gestándose.

Quizá nos una esa especie de desaliento ante la incomprensión general, pero eso es lo normal, cada persona de este mundo mantiene esas luchas día a día, en este caso coincidimos en el tiempo y espacio, con intereses similares, ahí pudo estar el destino proporcionando la ayuda, imbuyéndome en este mundillo hasta cierto
punto, entusiasta.

En tanto, al conversar mi cuerpo casi no posaba en el asiento, temblaba escalofriada, depositábamos sobre la mesa a la vez locuras o decisiones concretas, colgándolas en el tiempo decidiendo, cual era realizable o imposible. Me puse de inmediato en contacto con los aventureros de este viaje para atar cabos, unir las fuerzas, traspasarles ese barullo de sentimientos encontrados, buscando la calma. Somos un pequeño grupo donde cada uno aporta lo necesario, con ello se consigue un personaje -ahora con dos miembros más-, casi perfecto, mezcla de personalidades desde la excesiva prudencia, contraponiendo fuerza, fe en el trabajo, empeño incansable, esfuerzos, dando pasos firmes ante mil proyectos y reafirmando las posibilidades de cada cual, por un lado; otros aportan esa rastro a golpe de vísceras, impetuosamente, de flor en flor transportando pólenes de buenaventura y parabienes, los mezclan y salen cultivos de esperanza irracional a veces, pero eso mismo ayuda a seguir adelante. Por último ha entrado dando fuego a la llama ilusionada, un miembro perfeccionista, metódico, detallista, trabajador incansable, cuidadoso en extremo de todo lo que cae en sus manos, un trabajo emanando sentimientos, explicando por si solo todo, sin más. Al final creo que somos un ramo de quimeras replantadas en un jardín solitario y seco en este momento, juntos lo intentaremos, si se cumplen nuestros planes lo celebraremos, si por el contrario se queda solo en un proyecto, nos llevaremos la muestra a nuestras casas, guardándolo en las estanterías donde se almacenaron las ilusiones de otras ocasiones, en grandes tomos de grabados títulos brillantes, ahora almacenando el polvo del pasado, tanto de las decepciones como de las alegrías de toda una vida, manteniéndose erguidos en esa librería de nuestras vivencias, conjuntando y completando por siempre, nuestra existencia.

Temblando de arriba abajo, convulsionándome, he creído en esta locura posible por momentos, digo aún mas, tan solo por vivir estos días ha merecido la pena, regresar a la bondad de la sonrisa en el alma, añadir un acicate y aprender, sintiendo que el paso del tiempo también ofrece un ciento por ciento a la vida, en un otoño recién estrenado y casualmente, en el veranillo de san Miguel.



Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera-Trasvía
Sábado del 25 al 30 de septiembre de 2010

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