De nuevo una exposición de esta labor complicada, con resultados espectaculares a la vista, ahora corresponde a San Vicente en la Torre del Preboste, un lugar inigualable y de espectaculares vistas, tanto como entrar a visionar estos trabajos. Con la emoción del paisaje otoñal, dando la impresión de presentarse el invierno por adelantado, un tanto oscuro, sorprendente pues ayer mismo teníamos calor y sol. Poco importa porque según accedemos al local, ante la exhibición de estas labores casi todas confeccionadas a mano, con esa mezcolanza colorista, hace pasar, sin querer, a otro panorama de alegres contrastes, aportando cierto júbilo.
Parece que el sol sigue brillando dentro.
Es curiosa la actividad incesante de estas personas; tienen además otras, relacionadas con el mimbre, el reciclado de papel o de aceites, actividades agropecuarias y duras de otras profesiones, además de las labores en el hogar, poco valoradas pero inestimables. Son tan importantes que la economía de las casas sería una debacle sin esa actividad.
Les pregunto que es lo que hacen cuando descansan, y me responden con amplias sonrisas todas ellas;
-El descanso es un cambio de actividad, tenemos variedad de ocupaciones.
La verdad es que son originales para todo, incluso la sorpresa de tener en un sitio central, un libro de visitas.
Tiene un tipo de encuadernación llamada “japonesa”, suele ser manual con páginas en papel grueso, está cosido a la vista con un cordón en dibujo cruzado, seguramente protegido con escartivanas para abrir sus tapas adecuadamente.
Hay cantidad de opiniones y firmas, de varios puntos de España como Madrid, País Vasco, Granada o internacionales como México, reflejan un arco de edades importante, desde los 86 años hasta la buena y clara letra, de una niña de 5 años, aparte los que pasaron y no dejaron nada escrito, todos ellos admiraron estos trabajos.
Frases de ánimo, alabanzas, admiración, no es de extrañar; por ejemplo para conseguir una colcha de cama de 1,35 cms., pasa de las mil piezas, cosidas a mano. Pespunteada derecho y revés, forros, acolchados, remates, es necesario un sacrificio y tesón importantes.
Hay escritas máximas referentes a esas cualidades como: ¡Los pueblos son, lo que son sus mujeres!, ¡Con el arte que tenéis, nunca se acabará el mundo!, definiciones como: ¡Artistas, obras de arte, maravillas, espectaculares, detallistas!, un largo etcétera de admiraciones hacia estas artesanías. Agradecimientos también personales de tres hijas a su madre, por un extraordinario regalo recibido y además personalizado, firmas orgullosas y agradecidas de cada una.
Esta vez queda condensada la admiración en pocas letras, pero es evidente lo complicado de estos trabajos, invalorable económicamente hablando, pues la perseverancia, empeño y calidad, además del cariño hacia la personas a las que va dirigido es el obsequio ya que las horas empleadas son incontables, con el máximo esfuerzo y concentración.
Al salir de nuevo a la realidad de la tarde oscurecida, los ojos estaban deslumbrados, adaptándose las pupilas a la oscuridad natural. Una tarde de azul oscuro reflejado en la ría, en los tramos delimitados por las corrientes producidas por la marea, el color era plomizo y más claro, se perfilaban los paseos sobre la superficie; al noroeste se apreciaban nubes macizas llenas de agua, llegaban con una ligera brisa y oscuridad, manifestándose en la superficie, que cambiaba la tonalidad por esa oscilación, y pronosticaban lluvia.
Un paraje adecuado para el arte y la belleza vestido de primavera, mientras en el exterior nos recibía el paisaje más otoñal posible, en ese alto dominándolo todo. Se agradecía estar abrigado.
Un rompecabezas emocional, quizá sea un patchwork interior.
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
25 de septiembre de 2010
Parece que el sol sigue brillando dentro.
Es curiosa la actividad incesante de estas personas; tienen además otras, relacionadas con el mimbre, el reciclado de papel o de aceites, actividades agropecuarias y duras de otras profesiones, además de las labores en el hogar, poco valoradas pero inestimables. Son tan importantes que la economía de las casas sería una debacle sin esa actividad.
Les pregunto que es lo que hacen cuando descansan, y me responden con amplias sonrisas todas ellas;
-El descanso es un cambio de actividad, tenemos variedad de ocupaciones.
La verdad es que son originales para todo, incluso la sorpresa de tener en un sitio central, un libro de visitas.
Tiene un tipo de encuadernación llamada “japonesa”, suele ser manual con páginas en papel grueso, está cosido a la vista con un cordón en dibujo cruzado, seguramente protegido con escartivanas para abrir sus tapas adecuadamente.
Hay cantidad de opiniones y firmas, de varios puntos de España como Madrid, País Vasco, Granada o internacionales como México, reflejan un arco de edades importante, desde los 86 años hasta la buena y clara letra, de una niña de 5 años, aparte los que pasaron y no dejaron nada escrito, todos ellos admiraron estos trabajos.
Frases de ánimo, alabanzas, admiración, no es de extrañar; por ejemplo para conseguir una colcha de cama de 1,35 cms., pasa de las mil piezas, cosidas a mano. Pespunteada derecho y revés, forros, acolchados, remates, es necesario un sacrificio y tesón importantes.
Hay escritas máximas referentes a esas cualidades como: ¡Los pueblos son, lo que son sus mujeres!, ¡Con el arte que tenéis, nunca se acabará el mundo!, definiciones como: ¡Artistas, obras de arte, maravillas, espectaculares, detallistas!, un largo etcétera de admiraciones hacia estas artesanías. Agradecimientos también personales de tres hijas a su madre, por un extraordinario regalo recibido y además personalizado, firmas orgullosas y agradecidas de cada una.
Esta vez queda condensada la admiración en pocas letras, pero es evidente lo complicado de estos trabajos, invalorable económicamente hablando, pues la perseverancia, empeño y calidad, además del cariño hacia la personas a las que va dirigido es el obsequio ya que las horas empleadas son incontables, con el máximo esfuerzo y concentración.
Al salir de nuevo a la realidad de la tarde oscurecida, los ojos estaban deslumbrados, adaptándose las pupilas a la oscuridad natural. Una tarde de azul oscuro reflejado en la ría, en los tramos delimitados por las corrientes producidas por la marea, el color era plomizo y más claro, se perfilaban los paseos sobre la superficie; al noroeste se apreciaban nubes macizas llenas de agua, llegaban con una ligera brisa y oscuridad, manifestándose en la superficie, que cambiaba la tonalidad por esa oscilación, y pronosticaban lluvia.
Un paraje adecuado para el arte y la belleza vestido de primavera, mientras en el exterior nos recibía el paisaje más otoñal posible, en ese alto dominándolo todo. Se agradecía estar abrigado.
Un rompecabezas emocional, quizá sea un patchwork interior.
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
25 de septiembre de 2010
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