MARCOS DÍEZ MANRIQUE

CUARTO ENCUENTRO LITERARIO.

-----------------------------------------------

De nuevo en la alta biblioteca de San Vicente, donde poco a poco con el incremento de los días, se pueden divisar paisajes y mundos regados de atardeceres increíbles, hoy bajo este aire al sur, aumenta la necesidad de una espera en la calle. Necesidad física y también de la “otra”. Perdemos la oportunidad de saludar a María, pero ella se ha acercado y nos recuerda que está abierto.

Este nuevo joven autor nacido en 1976, con colaboración en ocho antologías, el libro “Relatos de tiendas” y su obra “Aprendiendo a ser Clint Eastwood” editado en 1999. Así mismo es periodista, columnista en periódico, además de haber trabajado en televisión como tal.

Su actitud quizá prudente y en un papel de escritor serio, con una voz fuerte que no coincidía con su juventud, de gran envergadura, casi me hacía temer una sensación de una digestión lenta en su conferencia, pero me equivoqué por completo. Además por su vestimenta y aspecto, (disculpándome de antemano), me llevó a imaginar un personaje que tuvo su momento de gloria en su época joven. Se llamaba “Buscando a Wally”. Eran unos libros donde se jugaba a encontrar un personaje alto, engafado, vestido con suéter de rayas, moreno y enflequillado, en entornos llenos de gentes o escenas a veces históricas, edificios y lugares importantes.

Justo así se presentaba este muchacho, con el fondo del cortinaje en el mismo tono que algunas de las rayas de su jersey, levantando la vista rápido, casi desaparecía del escenario.

Está un poco en las antípodas de nuestro anterior conferenciante, Julio Sanz, en edad y en la manera de escribir.

Dice que apoyándose en una frase de José Hierro, “La poesía es una forma de contar cosas que no se pueden relatar de otra manera”. Se deja llevar por impulsos para escribir, busca lugares en soledad, quizás conduciendo, memorizando y machacando algún tema o verso. Desde luego hemos presenciado el alcance de su memoria, ¡es sorprendente!. Le es difícil afrontar un tema determinado, se puede conseguir pero a veces es muy diferente de lo anhelado.

Duda en ocasiones de lo que reflejan sus escritos, suele dejarlos reposar como un buen vino, les retoma tiempos después y decide si están aceptables y si su significado es ahora comprensible. Es algo así como dejarlos enfriar para después saborearlos, me recuerda a esa fruta hidratante el melón, abrirlo y dejarle reposar y refrescar para apreciar su verdadero sabor. Mantiene que el poema moderno a pesar de su falta de métrica o rima, tiene un ritmo o musicalidad poseyendo esa definición, “Poesía”. Es cierto, se lee con esa sensación. Además mantiene una estructura a la vista que sorprende y facilita esa lectura, asusta menos y los lectores poco habituados o temerosos ante esta forma de exponer la vida, son captados casi sin darse cuenta.

Define su poesía y vemos que desde un enfado, algún evento desgraciado o la alegría de su caminar con su joven pero experimentadas vivencias y reflexiones, poco tiene que ver con del poeta que todos tenemos esa imagen romántica y de altibajos amorosos e incluso económicos. Cree que el poeta puede ser un fingidor, quizá traslada un poco lo que quiere que se vea reflejado, tanto o más que la realidad misma. Quizá sean adornos. Quizá desconoce si es de si mismo. Quizá tan solo sea lo que quiere en su realidad el personaje definido, aún así muestra en lo cotidiano, la dureza de la existencia diaria, la desaparición, lo efímero de todo. Es una persona con aficiones lejanas a lo que se definiría como tal. Duda siempre.

Es tremendamente reflexivo, pero no me inquietan sus respuestas, son sentimientos que pueden ser difíciles de reflejar, Marcos los desmenuza sin acritud, reales están y se asumen. Lo curioso es que se queja de no ser original, demuestra su autocrítica y el poco aprecio que da algunos de sus trabajos, lo que a él le parece regular, a nosotros nos encantó. Humilde.

Hoy día un bate es un ser de este mundo y como tal así expone sus experiencias, pero como él apostilló, todo tiene cabida, el reglado y el moderno. Traslada sin adornos dolores, sonrisas, reproches, amores. Explica que en sus años de mozalbete, trato de emplear este oficio para ligar, pero que no resultó. Habla de que en estos años juveniles se manifiesta un poco la crueldad ante sus homónimos, motes, desprecios, que es duro recibirlo. Es posible que él también empleara esa opción.

Opina que es incluso terapéutico descargar lo que siente en las cuartillas o ante el ordenador. Para cumplimentar el compromiso de sus columnas, el mismo día ha de madrugar y se sienta, ante esta imagen impoluta, escribe una frase y sobre ella tirando del hilo, desmadeja el ovillo de una historia o relato, él nos lo denomina como cuentos. Es sincero reconociendo esto.

Sus relatos son de todo tipo, bajo su definición surrealista, utópica con relación a la información por ejemplo de comprar un periódico recién hecho a nuestra medida, incluso con los resultados deportivos que nos hubiera gustado leer; críticos con el cinismo del escaparate de nuestra representación ante los demás. Humorísticos, truculentos o de bromistas hasta la reacción postrera, aún siendo esta macabra. Todo salió cuando le habían propuesto esa columna para “opinar y eso”, yo que desconozco donde se puede alojar la razón, eso le avergonzaba por eso lo derivó.

Parece que hoy se me rebela el poder poner atención y notas, suena el móvil y se me acaba la tinta del bolígrafo, recurro a mis vecinas de butaca con mirada de mendigar tintas, me ceden rápidamente uno cada una. Me siento millonaria en el disfrute de actitudes generosas y en recursos para anotar, es más una de ellas me lo ha regalado, es le regalo mejor del año porque realmente lo necesitaba. Gracias N. y L.

Nos dice que al escribir en este tipo de trabajo periodístico, ha conseguido sintetizar cualquiera de sus relatos, pues han de tener un máximo 1500 caracteres, afirma que se consigue minimizar cualquier texto… diciendo lo mismo.

Uno de estos breves relatos ha sido llevado a un cortometraje, “Fe”, nos ha dado la dirección de lugar donde se encuentra junto con cientos de otros pueden durar algunos un mínimo de dos minutos, otros más, todos historias completas en “corto”.

http://www.notodofilmfest.com/?lg=es&tipoApartado=b25

En esta dirección merece la pena visionarlos.

Ya se nos acababa el tiempo del regocijo al escuchar y leer a este hombre, que a pesar de parecer tan circunflejo, se demostró con humor flemático muy del tono anglosajón, pero inteligentemente llevado a nuestra tierra. Creo yo que ellos nos copiaron esta forma de guasa irónica tan cantabra, con seriedad pero punzante, inteligente y acertada. Estos ingleses son la monda.

Su voz sigue trasladándome a esas películas de ese actor con un papel de duro y justiciero que parece admirar, juntándose por su estatura y complexión, pareciendo poco hablador dice mucho y en pequeños diálogos, que en este caso son escritos y el otro son dejados doble mensaje del cuerpo del actor en las escenas.

Seguimos recibiendo por medio de este editor entre otros muchos oficios, además de otras deferencias voluntarias con la cultura cantabra, grandes autores, poco conocidos pero que en este gran mundo tan competente de las letras, dejan un sabor de boca especial, reconociendo su valía y esperando puedan reflejarse en muchas ediciones antológicas o incluso como únicos autores de sus obras. Mucho que agradecer a él en general y a cada uno de los autores conferenciantes y sorpresivos.

Si esto sigue en crecimiento, tendremos que reconocer que en Cantabria hay cultura, mucha; autores, muchos y cada día que descubrimos sus conocimientos, aumenta la curiosidad por los que en un futuro llegarán. Cada jornada vemos como la calidad se mantiene y a lo mejor sin darnos cuenta crece. Animo a subir al entorno de la biblioteca, sentiros libres del temor, es divertido, es inofensivo, no os arrepentiréis.

Gracias Marcos “Clint” Díez, actor poético.


Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
22 de febrero de 2010