miércoles, 27 de enero de 2010

TERCER ENCUENTRO LITERARIO, JULIO SANZ SAIZ

Hoy de nuevo hemos tenido visita literaria. Antes de subir tuvieron la amabilidad de presentarme a Julio Sanz Saiz, creí ver en él una autentica persona, natural, sencillo, claro. Me gustó, es cercano. Debe de ser su décima visita a San Vicente en coloquios de este tipo.

En la portada del resumen de su obra aparece poblado de melenas y barbas, dándole aspecto de marino. Confiesa que el mar no le atrae demasiado. Comentó que hace unos 25 años decidió afeitarse esta con otros tantos en su cara, porque parecía avejentarle. Sin embargo le es indiferente confesar su edad, le da igual darlo a saber, es posible que herede la longevidad de su familia donde al menos media docena cumplieron los cien años y uno pasó a los ciento siete.

Un hombre de 82 años, pintor, escritor de prosa y poesía, conocedor de ríos, pueblos, flora, fauna, montes, con 20 obras, 13 inéditas, dice que una de ellas tiene fuerte contenido en definiciones, esta deberá ser editada en el momento y lugar adecuado, porque a pesar de que siempre le gusta desarrollar todo de manera educada y bien sonante con la riqueza de este nuestro idioma, ésta tendrá una fuerza en otro sentido quizá tosca o dura.

Por estas razones heterogéneas del conocimiento, se dice que llegó antes que el Google, por esa información a todos los niveles.

Entre otras cifras comentó que tiene unos 4.450 aforismos o frases sentenciatorias, innumerables acuarelas también retratando la botánica cantabra, oleos, cantidad de ilustraciones, incluidos en sus libros, es un autentico prócer. Observé también una galantería pero con toda delicadeza, ya había creído que no las volvería oír.

Este hombre podría ser algo similar a una cebolla grandiosa, se desarrolló más que las otras en igual tiempo. Puedes ir tomando trozos o capas para cocinar innumerables platos, siempre queda algo, podríamos pensar que el centro estará oscuro y duro, pero la sorpresa es manifiesta cuando observas que su interior está lleno de nacimientos en si misma, es una pequeña o más cebollitas, blancas alargadas, prietas, tiernas, llena de envolturas finas, delicadas, sabrosas. Al abrirlas dan de si al extremo que se multiplican en adorno de ensaladas variadas o para guarnición en menestras o tortillas. Se utiliza también como siempre se hizo, pero ¡ojo!, sigue siendo cebolla, sabe a cebolla, tiene ese pequeño picor con mezcla de dulzor y además es compañera agradable de casi todo alimento.

Así aparece por dentro Julio, un niño curioso y deseoso de seguir aprendiendo, sorprendiéndose cada minuto e impregnándose de sabiduría en su exterior también, con lo que al llegar hasta nosotros desprende un agradable sentido del saber, que sin embargo comparte sin problemas, nos lo regala contento, poco a poco, capa a capa gratuitamente, como él pediría se dieran muchas cosas.

Dice de nuestra guerra civil, que todavía no sabe quién ganó o quién perdió aquella confrontación sin definición.

Su educación le fue dada durante 8 años bajo tutela religiosa, se duele del enrevesamiento que le inculcaron a una disciplina o “razón” obligada. Como todo lo forzoso sacudió su personalidad, luego por si mismo sacó adelante su “real verdad”. Con respecto a esta piensa que todos la tenemos, realmente lo creemos así, por tanto podemos ofender a cualquiera que contravengamos en esa creencia. Cumplió de voluntario con la milicia durante 3 años.

Pues eso me pareció este hombre que se alimenta casi de letras y grande en sabiduría. Aprende constantemente, poeta en sonetos o décimas sorprendentes y amenas, entre otras de sus múltiples formas de colocar versos. Dice su verdad siempre, aunque duela o traiga consecuencias poco favorables, dice que así queda satisfecho. Ha sido agradable saber que descarga en las cuartillas todo él, su sentimiento, sufrimiento, amores, justicias, alegrías, naturaleza siempre cierta, fauna, ríos, botánica estudiada, geografía y pueblos de Cantabria e incluso de otras provincias. Dice que puede hablar de muchos tramos y kilómetros y de los pueblos consecutivamente con el acierto de un auténtico mapa.

Envidiable memoria, inteligencia, simpatía, claridad, sinceridad, educación, respeto, parecería que estamos ante varias personas a la vez, es puntual y pide lo mismo, no sería la primera vez que deja una cita por la impuntualidad de algún personaje, le importa poco que fuera importante. Su educación en él se manifiesta ante el trato que reciba, de tú o de usted, ese es el quid de la cuestión, no se hacen diferencias, nadie es más o menos que el otro. Es casi omnipresente, tiene tiempo para todo, atiende solicitudes para estar en cualquier reunión o conferencia donde la literatura o cualquier otro conocimiento se expongan. Se decía antaño de alguien que tenía por llamarlo de alguna manera ese don, como largo en el trabajo.

Admitió que trabajó delineando en una empresa durante 35 años, allí mantuvo buenas relaciones con compañeros e incluso reivindicó ciertas cosas. Era una tarea que le gustaba lo justo pero había que comer y esa era su manera. Allí se trabajaban los peones y obreros muy duro y con bastante peligro, muchas horas, demasiadas. También se granjeó alguna enemistad por defender alguna ligereza o llamada al orden hacia su persona.

Admite con cierta tristeza que en su vida se aglutinó el drama, que quizás cuando apenas se dormía el dolor un poquito, aparecía otro más fuerte o más escarnecido. La vida deja en la mente la sensación de incomprender tanta fatalidad, pero dentro de esa casi injusticia no cabe otra que recuperarse y seguir. Admirar todo lo que te rodea, disfrutar de lo que te llena, hablar lo que te amordaza pero respetar y mucho a los demás.

Nos ofreció el valor que tiene para él la mujer y su trabajo, valía, dureza, fuerza, amor, firmeza, entereza, enseñó lo que parecía ser la persona perfecta. Me sentí un poco avergonzada pues difícilmente me veo yo en ese retrato. Decía que su esposa mantenía todos estos parabienes, para más admiración se trató de una autentica beldad, exquisita en el vestir y con una belleza notoria.

Ellos construyeron su casa en dos años y tres meses, de piedra labrada y desenterrada de su nacimiento, exceptuando el tejado. Cuenta que un tallista o cantero que les visitó, dudó que su esposa fuera la persona que tallara aquellas piedras que antes partieron con barras y cuñas. Ella que no solía enfadarse le apostilló:

-Es posible que su esposa no haga este trabajo y por ello dude que yo lo haga.¿Qué clase de esposa tiene usted?

Debió ser una mujer de arranque pues desarrolló este trabajo con 9 hijos a su cargo además, incluso lo ayudó a ordenar sus artículos y productos botánicos.

La libertad es algo que siempre ha querido mantener en su vida.

De nuevo frenó su incesante leer de poemas de esa vida que demuestra al desgranar las palabras con entusiasmo y observando al público, hoy me parecieron más que otras veces, con prensa, ayuntamiento… (Me alegro de que de vez en cuando se perciba que leemos en esta villa de San Vicente), preguntó:

-No tengo prisa por acabar, ¿Y ustedes?

Dijo ser ya escritor y dibujante con 8 ó 10 años. Está muy satisfecho de haber sido excelente estudiante, con notas que alejaban al resto. Lo pudo demostrar andando el tiempo, un profesor suyo había guardado su cuaderno con las anotaciones de esas calificaciones infantiles.

Nos leyó su testamento espiritual que se elevó con un premio literario hace unos 32 años, ahí se desprende más si cabe la verdad de su vida, del hombre infatigable, que retoma de nuevo su existencia a pesar de los pesares, lo admirable de naturaleza, de los niños y la esperanza, del intento de alejar de sí la envidia, la maldad, la tristeza, esa sería su manera de tener el descanso merecido y libre sobre un prado y bajo un claro cielo. Todo este poema en su voz, hacia sentir, llegaba en profundidad, a veces eran descargas que necesitamos oír, vivencias que nos acercaban a este escritor e igualmente humano coincidiendo en algunos aspectos del escrito.

Habló de la política, del deporte, de que a ambos ignoraba un poquito, también dejó claro que su padre le aconsejó no ser un político. Reconoció que todos no son trepadores sin conciencia o codiciosos que se llenan los bolsillos, que algunos son personas con lo que define esa palabra. Hizo observación de la vida de los deportistas famosos hoy, pero que temía por su entereza y la perdida de personalidad, también se dolió de que una posible lesión traiga el consiguiente olvido y el desastre, si no se ocupó de su futuro o formación.

Oí al salir satisfacción por entender claramente sus poemas, por identificarse en su forma de ser, alegría en general, nadie se quería ir de la reunión, hubo pocas preguntas porque él dio toda explicación, sobraban nuestras palabras, hablaba con tanta convicción que hacía innecesaria cualquier interpelación.

En fin, Julio Sanz Sáiz un escritor, pintor, estudioso, cabal, sencillo, con unos sonetos que me agradaron y reconquistaron definitivamente por el gusto a la lectura de poesía, entregado en todo lo escrito al ciento por ciento, la imaginación de otros aquí se convierte en puro él. Creo que la mejor definición hoy por hoy es la de “persona sabia y enseñante”.


Ángeles Sánchez gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
25 de enero de 2010

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dichosos todos ustedes, que tienen ese privilegio de conocer a personas tan especiales,tan completas, y que tú, nos presentas de una manera muy amena.

Te sigo leyendo..
V: