Verás Uve, este es el día en que te intentaré definir a Jane. Me dirigía a buscarla, pero al ver en el viaje algo de niebla pegada a las montañas en la zona del Turujal y Cabezón, el sol estaba luchando por salir y dejaba en primer plano un pequeño bosque en una loma. Todos los árboles estaban remarcados en sus relieves, se veían perfectamente, sobresalían y más teniendo tras de ellos ese manto gris claro de la neblina. Ese marco inglés le venía que ni pintado, pensé en Londres y su casi sempiterno ambiente borroso, de seguido se me apareció su imagen, que sin duda era la parte de la arboleda que alumbraba el día, con brillos, alegre, definida, fuerte, en algo se ha de notar que tiene ascendencia española, entonces decidí probar a describirla.
La verdad es que su porte denota esa especie de postura de carácter inglés, erguida, seria, correcta, educada, fría no me pareció, pero si lejana, al principio que coincidimos en alguna situación poco agradable de mi vida. Para nada, es todo lo contrario a esa descripción, incluso hay algún detalle estético como sus rizos, que la trasladan rápido a sus antecesores españoles, es simpática, inteligente, sensible, independiente y delicada. De todas maneras, cuando se quiere a una persona, tan solo se ven las cosas buenas, pero en este caso es con razón. He de decir que según dice: Tardo pero ojo, sé enfadarme perfectamente y además lo hago con esmero, Jajajaja, sellando esta opinión con una de sus risas.
A pesar que está mucho por aquí, su ciudad por gusto es Santander, quiero decir que aquí le gusta venir y disfrutar de todas las ventajas de esta pequeña villa, pero allí se formó en sus estudios, vivió, tiene grandes amigos que añora en la lejanía. Dice que al pasar su adolescencia en ella, después de los internados tipo anglosajón, con tanta disciplina y orden, el llegar a esta ciudad fue un descanso. Es la ciudad perfecta, no muy grande, encuentra lo que necesita y aún hoy día, cualquiera que llegue en el Ferri, aviones o por tierra, encuentra lo necesario para seguir ruta al resto de España…o a San Vicente. Jane siempre se suele traer un mini-morris de hace 30 años, precioso y perfectamente conservado.
Tiene además comercios, universidad, centros de salud, naturaleza, playas, sol, paseos preciosos, entretenimientos y por supuesto, una parte especial de su vida con amistades y divertimentos de aquella época, que suele ser la mejor, porque se es poco consciente del futuro y tienes el sentido de la amistad como más desarrollado. A veces pienso que el alejarse de los amigos, es casi normal, porque una vez acabados los estudios u otras coincidencias, la vida nos transporta y separa del grupo. Pasa incluso estando en el mismo lugar, cada uno va tomando las riendas de la vida, a veces lejos, otras veces súper ocupados, formas familia que traen otros miembros con los que has de repartir tu tiempo, en el trabajo adquieres otras amistades o simplemente te aíslas sin darte cuenta. Al menos en su grupo de gente, han tomado la resolución de verse en reuniones a veces semestrales, eso implica revivir el contacto.
Nos vemos poco, yo al menos quisiera hacerlo más, pero sus obligaciones y posibilidades de tiempo lo impiden, no obstante disfrutamos de esos momentos, a veces aquí o coincidimos en otro punto medio de la provincia. Tiene un gran sentido y gusto por la decoración, adora como casi todos los anglosajones a los animales, a ese respecto está muy imbuida del carácter inglés. Tiene un perro que adoptó no se sabe ni cuando, yo creo que en ocasiones eso la impide desplazarse más a menudo, se llama “Dido”, este nombre le recogió del muñequito animado de un refresco, allá por los años noventa. En su casita independiente, por supuesto con terrenito, alejada de la aglomeración estrepitosa de la zona urbana, mantiene algunos arbolillos, plantas y flores vistosas en parterres de resistencia a la poca luz solar.
El interior está estético y acogedor, por las imágenes que he visto por medio de este transporte mágico de Internet, observo la predilección por la música, los objetos antiguos, los sofás y sillones cómodos, hasta el punto que apetece sentarse allí, en aquella especie de penumbra buscada para el descanso, azotarse en ellos con la sensación de cansancio y recibir el bienestar de la comodidad.
La televisión está un poco retirada, da la sensación que lo que salga de ese aparato, estará siendo ignorado o simplemente ni se encienda. Hay objetos que me recuerdan cosillas de mis años infantiles, tiene una especie de cocina a la antigua usanza, seguramente la encenderá en esos temporadas largas, donde la luz decae en su país. Ha mezclado cosas muy actuales en la estética decorativa, aseguro que es lo adecuado para volver de nuevo a la realidad.
Externamente, es un clásico de casa de dos plantas, jardín cuidado, césped, un porche para cubrirse de algunas de las inclemencias del tiempo, para tomar la famosa infusión a las cinco de la tarde con una nube de leche, posee la misma sensación de tranquilidad que en el interior, e igualmente abunda la madera.
Creo que tiene la famosa chimenea también, esto completaría la paz que se viva allí y la que Jane posee y comparte. Siempre me invita a ir por allí unos días, pero estoy un poco pillada, aparte de que el inglés se me da regular... He de ser sincera, a base de diccionario.
Yo creo que es demasiado buena, en ocasiones he comprobado que se desviste por vestir a otros, se esfuerza en defender lo injusto, se da en total, lo hace con toda el alma, sinceramente, vamos que se entrega. Alguien que la conoce también, me dijo una vez que eso la decepciona, porque los humanos somos algo interesados y poco devolvemos de sensibilidad o ayuda, pero ella sigue siendo así. Como ves Uve, tiene poco que ver con el arquetipo de personalidad de su país de nacimiento, lo que si tiene es la especie de equilibrio o imperturbabilidad, ahí la educación británica se hace notar. También en su forma de vestir se entrevé ese perfil, escrupulosa presencia, nada de arrugas, perfecto, todo en su sitio, zapatos brillantes, a veces me pregunto como es posible que al salir del coche, esté tan correcta. Hasta su forma de caminar, siempre derecha y sin adoptar ningún gesto que indique desequilibrio.
Hemos visitado el faro y el Castillo del Rey, porque tonta de mí, era algo que se me escapó del itinerario, nos queda el convento de San Luis. Hoy será la cuarta vez que subo al faro, seguro que tendremos otras vistas diferentes. Temo pillar un empacho de faro, a ver si luego le ignoro y dejo de sentir interés; pero estoy en la cuenta que cambiarán su contenido museístico y serán como las sales efervescentes para las malas digestiones, jajaja. Al llegar la maravillaron las vistas del entorno, el día claro permitía ver en la lejanía, el viento era cálido con brisa de nordeste, decía que se intuía su costa inglesa.
Observó al igual que alguno de mis compañeros, la falta de flores o árboles adecuados al entorno, pero comentó con ironía que seguro que en un tiempo próximo se haría. Le gustó el olor de las higueras, el salitre, el de mis pequeños tomates, (Ya están desapareciendo, la verdad es que son una tentación para cualquiera que los vea), el aire limpio y sobre todo el silencio.
Mientras nos encaminamos hacia el castillo, hablamos de lecturas y escritos. De pronto se paró y me dijo: Angel, (Suena dulce en inglés, por cierto muchas de mis personas preferidas me ponen apelativos añadidos a mi nombre, siempre con un sentido de cariño que me gusta), tengo que decirte algo con referencia a tus escritos. ¿…? Verás has cometido una falta ortográfica en la palabra vello. Querida es con uve referida al pelo, otra cosa heavy es con “y” si te refieres a duro o fuerte. Pues eso, es la monda en inglés o en español y se le quedan pocas cosas en el tintero, se lo agradezco y así pondré más cuidado al escribir. Después me dejé llevar por la imaginación, quizás quiera encerrarme en la Torre de Londres, por haber cometido tamaño delito, jajaja.
Mientras en agradable conversación, llegamos a la entrada del Castillo del Rey. Lo primero que llamó su atención, fueron las enredaderas en aquellos grandes y anchos muros, que según calculamos podían tener como dos metros o más. En lo que era la entrada, cerrada con una antigua puerta, observamos las hendiduras a los lados de la pared, para poner las trancas o traviesas, para evitar que abriesen las puertas. Nos fuimos fijando que era igual en todas las entradas, de prácticamente todos los habitáculos, suponíamos que era la forma de de poner trabas a los posibles asaltos, para sobre guardar la integridad de los importantes habitantes de la fortaleza, una vez los enemigos estuvieran dentro del castillo.
Este lugar se que le gustó más, nos llamó la atención la altura que tiene, la cantidad de troneras, las murallas que nacen y mueren en él, las increíbles vistas a las rías, los puentes, la costa, las playas, el puerto, los pueblos en la lejanía, los objetos antiguos, los documentos y fueros de antaño, la roca imponente de donde parte su construcción, el musgo a la vista en la parte norte, etc.
Tomó varias fotos y yo lamenté que olvidé que estaba la marea en bajamar, está también todo muy bonito, pero la marea alta, da la posibilidad de otros colores y brillos. En otra ocasión será. Salimos y nos dirigimos por el camino del carbonero, es poco conocido y algo triste, pero está poco transitado. Un tanto sombrío, húmedo, solitario, pero con ese encanto de pisar con cuidado e intentar, por lo menos por mi parte, adivinar que casas eran tan solo viendo la parte de atrás, desde luego que me costó centrarme. Se nota que el progreso avanza y las antiguas casas se han ido renovando, pero lo que es el alma de ese camino, sigue siendo la sensación de aventura de antaño.
Con un abrazo fuerte y dos besos sonoros nos despedimos, ella partió a la capital y yo me retiré a casa, sentía algo de cansancio, deseaba cenar un poco para retirarme a descansar. Hoy de nuevo Uve, ha sido de lo más agradable, a pesar de repetir visitas, siempre se encuentran cosas nuevas para admirar, además de disfrutar de mis queridas personas preferidas. Hoy me despido a sabiendas de que he descrito el castillo pobremente, pero otro día lo haré, de momento he tratado de presentarte a Jane. Abrazos.
Lines
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
28 de septiembre de 2009
La verdad es que su porte denota esa especie de postura de carácter inglés, erguida, seria, correcta, educada, fría no me pareció, pero si lejana, al principio que coincidimos en alguna situación poco agradable de mi vida. Para nada, es todo lo contrario a esa descripción, incluso hay algún detalle estético como sus rizos, que la trasladan rápido a sus antecesores españoles, es simpática, inteligente, sensible, independiente y delicada. De todas maneras, cuando se quiere a una persona, tan solo se ven las cosas buenas, pero en este caso es con razón. He de decir que según dice: Tardo pero ojo, sé enfadarme perfectamente y además lo hago con esmero, Jajajaja, sellando esta opinión con una de sus risas.
A pesar que está mucho por aquí, su ciudad por gusto es Santander, quiero decir que aquí le gusta venir y disfrutar de todas las ventajas de esta pequeña villa, pero allí se formó en sus estudios, vivió, tiene grandes amigos que añora en la lejanía. Dice que al pasar su adolescencia en ella, después de los internados tipo anglosajón, con tanta disciplina y orden, el llegar a esta ciudad fue un descanso. Es la ciudad perfecta, no muy grande, encuentra lo que necesita y aún hoy día, cualquiera que llegue en el Ferri, aviones o por tierra, encuentra lo necesario para seguir ruta al resto de España…o a San Vicente. Jane siempre se suele traer un mini-morris de hace 30 años, precioso y perfectamente conservado.
Tiene además comercios, universidad, centros de salud, naturaleza, playas, sol, paseos preciosos, entretenimientos y por supuesto, una parte especial de su vida con amistades y divertimentos de aquella época, que suele ser la mejor, porque se es poco consciente del futuro y tienes el sentido de la amistad como más desarrollado. A veces pienso que el alejarse de los amigos, es casi normal, porque una vez acabados los estudios u otras coincidencias, la vida nos transporta y separa del grupo. Pasa incluso estando en el mismo lugar, cada uno va tomando las riendas de la vida, a veces lejos, otras veces súper ocupados, formas familia que traen otros miembros con los que has de repartir tu tiempo, en el trabajo adquieres otras amistades o simplemente te aíslas sin darte cuenta. Al menos en su grupo de gente, han tomado la resolución de verse en reuniones a veces semestrales, eso implica revivir el contacto.
Nos vemos poco, yo al menos quisiera hacerlo más, pero sus obligaciones y posibilidades de tiempo lo impiden, no obstante disfrutamos de esos momentos, a veces aquí o coincidimos en otro punto medio de la provincia. Tiene un gran sentido y gusto por la decoración, adora como casi todos los anglosajones a los animales, a ese respecto está muy imbuida del carácter inglés. Tiene un perro que adoptó no se sabe ni cuando, yo creo que en ocasiones eso la impide desplazarse más a menudo, se llama “Dido”, este nombre le recogió del muñequito animado de un refresco, allá por los años noventa. En su casita independiente, por supuesto con terrenito, alejada de la aglomeración estrepitosa de la zona urbana, mantiene algunos arbolillos, plantas y flores vistosas en parterres de resistencia a la poca luz solar.
El interior está estético y acogedor, por las imágenes que he visto por medio de este transporte mágico de Internet, observo la predilección por la música, los objetos antiguos, los sofás y sillones cómodos, hasta el punto que apetece sentarse allí, en aquella especie de penumbra buscada para el descanso, azotarse en ellos con la sensación de cansancio y recibir el bienestar de la comodidad.
La televisión está un poco retirada, da la sensación que lo que salga de ese aparato, estará siendo ignorado o simplemente ni se encienda. Hay objetos que me recuerdan cosillas de mis años infantiles, tiene una especie de cocina a la antigua usanza, seguramente la encenderá en esos temporadas largas, donde la luz decae en su país. Ha mezclado cosas muy actuales en la estética decorativa, aseguro que es lo adecuado para volver de nuevo a la realidad.
Externamente, es un clásico de casa de dos plantas, jardín cuidado, césped, un porche para cubrirse de algunas de las inclemencias del tiempo, para tomar la famosa infusión a las cinco de la tarde con una nube de leche, posee la misma sensación de tranquilidad que en el interior, e igualmente abunda la madera.
Creo que tiene la famosa chimenea también, esto completaría la paz que se viva allí y la que Jane posee y comparte. Siempre me invita a ir por allí unos días, pero estoy un poco pillada, aparte de que el inglés se me da regular... He de ser sincera, a base de diccionario.
Yo creo que es demasiado buena, en ocasiones he comprobado que se desviste por vestir a otros, se esfuerza en defender lo injusto, se da en total, lo hace con toda el alma, sinceramente, vamos que se entrega. Alguien que la conoce también, me dijo una vez que eso la decepciona, porque los humanos somos algo interesados y poco devolvemos de sensibilidad o ayuda, pero ella sigue siendo así. Como ves Uve, tiene poco que ver con el arquetipo de personalidad de su país de nacimiento, lo que si tiene es la especie de equilibrio o imperturbabilidad, ahí la educación británica se hace notar. También en su forma de vestir se entrevé ese perfil, escrupulosa presencia, nada de arrugas, perfecto, todo en su sitio, zapatos brillantes, a veces me pregunto como es posible que al salir del coche, esté tan correcta. Hasta su forma de caminar, siempre derecha y sin adoptar ningún gesto que indique desequilibrio.
Hemos visitado el faro y el Castillo del Rey, porque tonta de mí, era algo que se me escapó del itinerario, nos queda el convento de San Luis. Hoy será la cuarta vez que subo al faro, seguro que tendremos otras vistas diferentes. Temo pillar un empacho de faro, a ver si luego le ignoro y dejo de sentir interés; pero estoy en la cuenta que cambiarán su contenido museístico y serán como las sales efervescentes para las malas digestiones, jajaja. Al llegar la maravillaron las vistas del entorno, el día claro permitía ver en la lejanía, el viento era cálido con brisa de nordeste, decía que se intuía su costa inglesa.
Observó al igual que alguno de mis compañeros, la falta de flores o árboles adecuados al entorno, pero comentó con ironía que seguro que en un tiempo próximo se haría. Le gustó el olor de las higueras, el salitre, el de mis pequeños tomates, (Ya están desapareciendo, la verdad es que son una tentación para cualquiera que los vea), el aire limpio y sobre todo el silencio.
Mientras nos encaminamos hacia el castillo, hablamos de lecturas y escritos. De pronto se paró y me dijo: Angel, (Suena dulce en inglés, por cierto muchas de mis personas preferidas me ponen apelativos añadidos a mi nombre, siempre con un sentido de cariño que me gusta), tengo que decirte algo con referencia a tus escritos. ¿…? Verás has cometido una falta ortográfica en la palabra vello. Querida es con uve referida al pelo, otra cosa heavy es con “y” si te refieres a duro o fuerte. Pues eso, es la monda en inglés o en español y se le quedan pocas cosas en el tintero, se lo agradezco y así pondré más cuidado al escribir. Después me dejé llevar por la imaginación, quizás quiera encerrarme en la Torre de Londres, por haber cometido tamaño delito, jajaja.
Mientras en agradable conversación, llegamos a la entrada del Castillo del Rey. Lo primero que llamó su atención, fueron las enredaderas en aquellos grandes y anchos muros, que según calculamos podían tener como dos metros o más. En lo que era la entrada, cerrada con una antigua puerta, observamos las hendiduras a los lados de la pared, para poner las trancas o traviesas, para evitar que abriesen las puertas. Nos fuimos fijando que era igual en todas las entradas, de prácticamente todos los habitáculos, suponíamos que era la forma de de poner trabas a los posibles asaltos, para sobre guardar la integridad de los importantes habitantes de la fortaleza, una vez los enemigos estuvieran dentro del castillo.
Este lugar se que le gustó más, nos llamó la atención la altura que tiene, la cantidad de troneras, las murallas que nacen y mueren en él, las increíbles vistas a las rías, los puentes, la costa, las playas, el puerto, los pueblos en la lejanía, los objetos antiguos, los documentos y fueros de antaño, la roca imponente de donde parte su construcción, el musgo a la vista en la parte norte, etc.
Tomó varias fotos y yo lamenté que olvidé que estaba la marea en bajamar, está también todo muy bonito, pero la marea alta, da la posibilidad de otros colores y brillos. En otra ocasión será. Salimos y nos dirigimos por el camino del carbonero, es poco conocido y algo triste, pero está poco transitado. Un tanto sombrío, húmedo, solitario, pero con ese encanto de pisar con cuidado e intentar, por lo menos por mi parte, adivinar que casas eran tan solo viendo la parte de atrás, desde luego que me costó centrarme. Se nota que el progreso avanza y las antiguas casas se han ido renovando, pero lo que es el alma de ese camino, sigue siendo la sensación de aventura de antaño.
Con un abrazo fuerte y dos besos sonoros nos despedimos, ella partió a la capital y yo me retiré a casa, sentía algo de cansancio, deseaba cenar un poco para retirarme a descansar. Hoy de nuevo Uve, ha sido de lo más agradable, a pesar de repetir visitas, siempre se encuentran cosas nuevas para admirar, además de disfrutar de mis queridas personas preferidas. Hoy me despido a sabiendas de que he descrito el castillo pobremente, pero otro día lo haré, de momento he tratado de presentarte a Jane. Abrazos.
Lines
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
28 de septiembre de 2009
3 comentarios:
Lines,
Siempre es agradable caminar en tus letras, en esos paseos, en que nada falta, menos tu sonrisa y gracia.
abrazos..
V:
Sigo diciendo que en la narrativa te mueves como pez en el agua ,es mi humilde opinion.Besines Dori
Querida amiga... siempre te llevaré en mi corazón. Gracias por todo y gracias por tu buena forma de ser.
Jane
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