lunes, 7 de septiembre de 2009

DE INMIGRANTES.


Te juro que me senté a escribir sin saber sobre qué lo iba a hacer. De hecho mira, ya empecé, y aún no sé de qué va a ir la cosa. Por algo dudaba yo si ponerme a escribir o afeitarme que buena falta me hace; pero mira, me puse a escribir.

Y estoy pensando que a lo mejor no me afeito hasta mañana por la mañana, pues si no voy a bajar al pueblo mantengo las barbas, las babuchas morunas que compré en Rabat y la camisa por fuera de los pantalones con lo que me siento comodísimo… Ahora que hablo de Rabat y de las babuchas, pienso que debí haber comprado también una chilaba, que hoy, con este bochorno que hace, hubiera sido el complemento perfecto. Sin cinturón que me oprima, y también sin pantalones. Solo las babuchas, y esa especie de hábito que cubre el cuerpo entero mientras deja circular el aire bajo él, y teniendo las ventanas del salón abiertas... ¿Qué más podría pedir? Bueno, puestos ya en este plan de cuento de Las Mil y Una Noches, y para ambientarlo mejor, pediría un té aromatizado con hierbabuena, pero es de las pocas cosas que hacen los moros que no me gustan.

Creo que no es por casualidad, la indumentaria de los árabes. Nunca había reflexionado sobre ello hasta este momento. Pero ahora, de repente, me doy cuenta que viviendo bajo un sol abrasador y los pies sobre tierra calcinada, el cuerpo de las personas se tiene que sentir liberado de muchas incomodidades vistiendo solo un calzón holgado bajo la amplitud de una chilaba.

A mi me gustan las países árabes. Me gustan mucho. Viví dos años en Marruecos y más tarde retorné varias veces en vacaciones. Conozco también un poco de Egipto, de Turquía y Cisjordania. Los países árabes me gustan porque sus gentes son hospitalarias, están llenos de luz y de colores encendidos, cálidos, y perfumados por maderas de sándalo y mil especias distintas. Me gustan por lo que tienen de contraste con los nuestros; por lo malo, y por lo bueno. Me gustan porque son diferentes: es una cultura distinta que no me atrevo a decir que sea peor que la nuestra, y miran a Dios a través de otro prisma. Su música enardece, y la vida en las calles de sus ciudades es un hormiguero multicolor que te arrastra en la marabunta. Me gusta su arquitectura, y me sobrecoge la grandiosidad vacía del interior de sus mezquitas. Si el canto del almuacin te sorprende dentro, es algo que te turba y te conmueve hasta sentir erizarse el vello en tus brazos, porque sientes como si un hálito, un soplo inesperado te hablara de la presencia escondida de Alá en aquel recinto.

El reflejo de los países árabes no es el que llega en pateras a nuestros pueblos ofreciéndonos lo “bonito y barato”, y mucho menos el que asalta en plena calle con un cuchillo en la mano, como tampoco son reflejo de sus países las bandas organizadas de bosnios, rumanos y sudamericanos de las que con tanta frecuencia nos habla la prensa.

De todas partes quienes emigran, son con frecuencia los más necesitados, y esto suele ir aparejado a los más incultos y muchas veces a los desechados de sus propios compatriotas. Y donde no hay, no se puede buscar, ¿Qué hacer entonces? Todo, menos juzgar a un país por el comportamiento de cuatro desalmados. Obvio es decir que quienes se portan así son siempre minorías, pero que por lo que se hacen notar, son las que siempre tenemos presentes.

No olvidemos que no hace tantos años también nosotros fuimos emigrantes, y no todos fuimos un dechado de ejemplaridad.

Mira tu por donde, al fin hablé de algo, y te juro que cuando me senté ante el “ordenata” no tenía ni idea. Todo salió al mirarme las babuchas morunas, al sentir el bochorno, y abrir las ventanas…Por eso, lo último que escribí fue el título, cuando me di cuenta de que sin pretenderlo, estaba hablando de inmigrantes.

Jesús González González ©
Septiembre 2009

3 comentarios:

Anonymous dijo...

Qué bonito Jesús! Y cuánta razón tienes! Sigo pensando... que cuando no tienes un tema qué escribir y únicamente plasmas los pensamientos que pasan por tu cabeza en ese instante, eres genial!
De verdad que me ha encantado. Pues además, tengo la ventaja de que cuando leo lo que escribes, escucho tu voz.
Un abrazo muy fuerte, Ana

Anonymous dijo...

Hola Jesús..

Nada te queda lejano, distante, ausente, tus letras navegan incesantes y nunca se detienen,
bien por esa agilidad y destreza que te destaca.

Abrazos.

V

Anonymous dijo...

Has tenido una vida llena de experiencias, además sabes transmitirlo. Todo junto forma el ser especial que eres. Lines