
Porque para mi sí, el pasamanos colocado en Las Escalerillas, visto desde abajo, es una prolongada batería de cañones antiaéreos que estremece. Visto desde arriba, aterra; si disparan, los proyectiles llegan justo, justo, al corazón.
Pero últimamente en San Vicente se han hecho otras cosas con muchísimo más acierto y de las que no se ha hablado lo suficiente. Criticamos, siempre para censurar, todo lo que no nos gusta. Poner faltas a las cosas se nos da de maravilla. Oye, a mi sí, y aseguraría que, a ti… también.
Censurar lo que se guisa y lo que se come en casa del vecino es un placer. Y otro placer es disfrazar esa censura de benevolencia para hacer creer a los demás que lo hacemos como censura constructiva, llegando a veces hasta creérnoslo nosotros mismos, cuando en el fondo, tan en el fondo que no llegamos ni a verlo, lo que pretendemos es sacarle los ojos al censurado.
Pero ahí está el Auditorio. ¡Joder, que cosa más buena! Y no me gusta decir tacos, ni trato de emular, pobre de mi, a Pérez Reverte. Pero, ¿cómo puedo expresar lo que intento decir, con el énfasis que quiero? ¡Caramba., caramba, que cosa más buena!, ¡Mecachis, que bueno! Pues, como que nó. Que a veces un taco, retrata la expresión de cuerpo entero mejor que un torrente de adjetivos.
Un Auditorio da categoría al pueblo. Un Auditorio es un lujo cultural, que pide a gritos una frecuente utilización, y este nuestro parece que camina con buen pie. Es sencillo, recogido y acogedor. Es…( ¿ponemos una falta?) quizás un poco pequeño. Ya, ya sé. Tampoco yo le he visto nunca lleno, pero hombre, o mujer, (Hay que andarse con un cuidado desde que funciona eso de la igualdad de sexos…) que la población crece, y el nivel cultural irá subiendo, que hay que pedir para hoy y para mañana también. Pero de todas formas, tener un Auditorio en San Vicente es algo que nos debe llenar de satisfacción a todos, y parece como si no; oye, que se han oído poquísimos comentarios favorables, que somos unos pasotas de la mierda.
¿Y que me decís de la Plaza del Cantón? ¿No es una maravilla de plaza? ¿Verdad que el espacio parece el doble de grande? Si señor, ahí echaron el kilo. ¡Mi madre, qué suelo! Una cosa hecha para hoy, para mañana, y para dentro de quinientos años. Y si no, ya me lo diréis cuando pasen los quinientos que faltan. Pero bueno, hay algo que… Si, mujer, (que el hombre no se enfada,) los arbolitos que pusieron. Son acebos de diseño. Son conos, si, en forma de pirulí de los que chupábamos cuando éramos críos. Parecen de esas cosas prefabricadas que venden los chinos. Yo hubiera puesto árboles de tallo alto, con copa para que dieran sombra a la gente que se sienta en los bancos. Los hay no muy grandes, de jardín, con el follaje púrpura, o verde.
Pero si me hubieran mandado a mí elegir, hubiera puesto castaños. Castaños, si señor, que es algo muy nuestro, es algo muy hermoso, y ¡que sombra, Señor! ¿Grandes? ¡Grandísimos, ya lo se! Pero teníamos que morir unas cuantas generaciones antes de verlos así. Y quien sabe si para entonces los cuidarían como auténticas reliquias. Claro, claro, ya, no lo había pensado. El otoño, el viento, las hojas muertas, si, mucho trabajo para los barrenderos si se quiere mantener la plaza limpia. Pero oye, que a pesar de esa mariconada de arbolitos, ¡chapeau!, la plaza también es un lujo.
Y por último, lo último: El soterramiento de los contenedores de basura. Esto ya no es un lujo, era una auténtica necesidad. Anda que yo criticaba la suciedad del suelo de los soportales, pero cuando llegabas a la altura de los contenedores, ¡qué peste! Allí convergían de los cinco sentidos, por lo menos cuatro: No mires al suelo, no huelas, no toques, y no escuches los comentarios…Ahora es otra cosa muy distinta. Al centro de San Vicente se le quitó la suciedad amontonada y los olores nauseabundos. ¡Bendito sea Dios!
Pero hoy mismo he visto cajas de pescado vacías y amontonadas, que supuse no tienen muy buena cabida en los modernos artilugios de los contenedores. Si no caben, ¿no hay forma alguna de que al menos durante el día permanezcan en un lugar que no sea la plena calle? Solo pregunto, que yo no digo nada….
Jesús González González. ©
3 comentarios:
La figura de los arbolillos tendrá un servicio en Navidad, serán los portadores de adornos y estrellas, pero quizás si se secan estén a tiempo de cambiarlos. Ayer comparé y tus pesquisas pueden ser más acertadas que las mías. Lines
Jesús
Siempre el progreso ha de traernos mejoras a nuestro entorno..pero no todo puede ser,como pretendemos, siempre hay algo que ha de quedarse en el tintero.
Como siempre, un agrado leerte.
abrazos.
V.
Jesús sigues con tus paseos por nuestra villa observando con tus ojos,lo que los nuestros a veces no ven,gracias por tus deficiones y comentarios,nos tienes al día de todo lo que pasa y a la vez nos entretienes con tus maravillosos relatos,besitos
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