Buenas Uve, con un día bueno sin frío ni calor, (según algunos cero grados), aproximadamente las doce de la mañana, paseaba con la mirada perdida en la ría y me sorprendió ver por la zona de la playona, al descubierto, la más cercana al pueblo, a una mujer caminando por ella, casi terminaba por entonces la bajamar. Decidí apostarme en la barandilla del puente, donde empieza el primer ojo y esperé a que la señora en cuestión por medio de sus movimientos, diera respuesta a mi curiosidad, pero aún la sorpresa se hacía más patente, ella se quitaba la ropa y la dejaba apoyada en una embarcación o chalana , ¿…?
Estaba de hito en hito, por Dios, en mi cabeza ya sin ideas estaba en blanco, pero esta mujer ¿qué hace? De pronto se va metiendo en el canal grande del puente de la Barquera poco a poco, yo metía la mano a por el móvil con la misma rapidez, ¡qué locura! llamaré a la policía, sí y ya. De sorpresa en sorpresa siguió la cosa, se dispuso a nadar con lentitud y facilidad por toda la zona de entrada con todo tipo de barcos a repostar el gasoil, por cierto peligrosa y prohibida, ella quizá lo ignoraba pero seguro que notaba que pasaban por allí algunos de ellos en ese momento.
Algunas personas son un tanto arriesgadas o incautas, pero además esta persona aunque sólo fuera por ver el paso de las embarcaciones, estaría dándose cuenta del peligro que corría, me tranquilizó hasta cierto punto de los otras posibilidades de riesgo, desistí de seguir observándola, ella sabría lo que deseaba hacer. Entre esta asociación de secuencias, aparecía a lo lejos una canoa, que al acercarse comprobé que se trataba de un pequeño negocio flotante, era para llevar a submarinistas a la pesca submarina, ¡qué novedad!.
Llegaron a los amarraderos del mini puerto deportivo, eran cinco o seis y entre ellos se caracterizaba la figura de una mujer. Atracaron y amarraron firmemente, comenzaron a descargar las botellas de oxigeno, gafas, aletas, filtros, relojes, cinturón de plomadas, los desataban de una barra que estaba de babor a estribor con esfuerzo, pues pesan tranquilamente unos 20 kgs., es muy diferente en el agua, ahí disminuye bastante el lastre.
Sus trajes de neopreno les resaltaban mucho su figura, entre que estaban embutidos en ellos y el esfuerzo de este deporte, quedan muy estéticos. Están perfectos ellos y ella, remarcan su figura casi atlética, al ser oscuro les realza y parece que su estatura es mayor. Otro traje que produce esa estilización, es el de torero, con la camisa, chaquetilla, taleguilla, todo pegado al cuerpo, ajustado y casi fajados, de la misma manera esa actividad, deja poco tiempo a engordar y su elegante figura también asombra.
Estos oficios siempre me han parecido peligrosos y osados, puede ser que se les llame valientes, pero creo que debe de ser algo más, afición, necesidad, adrenalina, no sé, después de ver a la nadadora sorteando riesgos innecesarios, estoy sin explicación.
En la tarde, de nuevo en otro de mis caminatas obligadas como rehabilitación, después de pasar el puente, dirigía mis pasos hasta el rompeolas, es agradable dentro de ese refugio, observar el mar, a veces en calma y otras con fuerza imposible de impedir su avance, es cuando se siente uno protegido pero sabiendo que somos bien poco, ante cualquier fuerza de la naturaleza. Estaba ya a medio camino cuando una muchacha de mi tiempo, (frases de mi abuela que coronaba con guasa y risas, de aquella su edad rondaría los 65 años), me abordó para hacerme una encuesta, asentí pues el día había sido tedioso sin conversaciones, y casi me alegré de tener la oportunidad, de casi tomarla un poco el pelo, aunque comprendo que cobran por ello y que es su trabajo, dependiendo las preguntas que te sueltan, casi es imposible sustraerse a las ironías.
"Buenas tardes". Buenas. "Verá viendo que es favorable a contestar, tendré que permitirme la primera pregunta para saber si usted se encuentra entre el arco de edad de esta entrevista", de acuerdo respondí. "¿Está entre los 35 y 44 años?", la miré y sonreí primero y acto seguido se me escapó una carcajada, la muchacha de mi tiempo” se quedó algo parada por esta réplica, pues verás tengo… y la di la cifra de mi edad en meses, me miró con los ojos redondos como platos y meditando la cifra para calcular sin ser desagradable la edad contestó con toda la diplomacia del mundo: "verá, lamento haberla molestado y agradezco su tiempo pero, esta fuera del nivel de la encuesta y muchas gracias". De nada.
Está muy claro que era “una muchacha de mi edad” con mucho vuelo, si estaba antes de los 35, no me molestaría, sin embargo aún estando por encima de los 44, al reclamarme para hacer las preguntas, estaba halagándome, puesto que bajo su opinión tenía buen aspecto y le parecí joven. Da lo mismo en cual estaba, pero si puedo afirmar, que ha sido la primera vez en mi vida, que la entrevistadora me dejaba sin más, por entender que estaba incapacitada para su trabajo de investigación. Lo importante fue que me animó, le dio a mi tarde un punto de alegría, la sonrisa estaba puesta y la vida tiene momentos curiosos.
Últimamente me satisfacen pequeñas cosas, a lo mejor es bueno. Mañana haré una llamada a Isabel, es obligatorio, además en eso quedamos y espero encontrarla bien, es la única del grupo de la que estoy desconectada y deseo retomar el trato, tu la conoces Uve, ella es buena en las labores de escritura, posee una buena personalidad , tiene fuerza y la aprecio.
Un saludo y hasta que nos leamos de nuevo.
Lines
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
25 de julio de 2009
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
25 de julio de 2009
2 comentarios:
Hola Lines
De nuevo compartiendo tus letras, en donde reflejas mucho optimismo en todas ellas, y eso se contagia.
un abrazo.
V
Hola Lines veo que todo lo que vives a diario sacas conclusiones y encima lo haces pero que muy bien,con tus relatos leo y aprendo a la vez,que no es poco,gracias por enseñarme a mejorar mi escritura,besitos.
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