martes, 30 de noviembre de 2010

VEINTISIETE DE NOVIEMBRE 2010

Por sus obras los conoceréis. Y nada más entrar al auditorio, conocí la mano de Nieves en la decoración del escenario. Como para no conocerla, ¡Limones en primera línea! Pero no, no fueron los limones. Fue su “toque”, ese toque de Nieves que tiene un sello especial y exquisito.

Pensé que como de costumbre íbamos a estar cuatro pelagatos: los del Taller, los del Club, algún familiar, y para de contar. Pero, ¡coño!, aquello fue el éxito del año. Del año no, señor, ¡el mayor éxito de público desde que se hizo el auditorio! ¿No dije yo en algún otro escrito que si al auditorio había que ponerle alguna falta, es que me parecía un poco pequeño? ¡Pues ahí lo tenéis! Que para los que somos en San Vicente, es bastante…? Pues mira. Lo que hacen falta son eventos importantes, como fue el caso de ayer. Importante e histórico, pues creo sea el primer libro de autores locales que se presenta en nuestra Villa.

Como estos compañeros del Taller son tan majos, nos tenían reservadas las dos primeras filas, y cuando después de saludar a todos los “nuestros”, volví la vista al “ruedo” para ver el aforo de la” plaza” , casi me mareo. ¡Que llenazo! Jo!, si aquello me alegro mucho a mí, que sería a los cuatro debutantes.

La presentación fue de auténtica gala. ¡Qué pantallón! Con el escudo de San Vicente y “Miguel soño…” ¿Pero tanto ingenio hay en nuestro pueblo para acertar a hacer un montaje tan profesional? Pues ya vimos que sí lo hay, ¡Enhorabuena!

!!Tatachín…!! ¡!Taatachán…!! Se hizo el silencio y apareció Flor frente al atril. Nos deleitó con su poema aguantando el tipo con la entereza de una profesional de la escena. ¡Muy bien por ti, Flor! Creo que sólo te faltó un pequeño detalle al final… “Besitos para todos”. ¿No es esa tu despedida habitual?

Después hizo la presentación Luis Alberto Salcines, de él huelgan los comentarios, porque Luís de sobra es conocido por todos. Es nuestro Tallerista de Honor, nuestro espejo donde mirarnos, nuestro manantial de ideas, nuestro intelectual más estimado, y sobre todo nuestro amigo más incondicional. Dijo lo que tenía que decir y le dio a Lines la idea, (si es que ya no la tenía ella,) de una segunda parte del libro.

Se proyectaron a continuación unos videos de hace cincuenta años que fueron todo un documento: el triste naufragio de un barco francés frente a Comillas, la fiesta de la Folía de aquél entonces, y la siempre difícil recogida de la “ocla”. Fue una pena que al ser la pantalla tan grande, las figuras se desdibujaran un poco, y el público no alcanzó a reconocer a la gente del pueblo. A mi me gustó mucho lo de la “ocla”, porque se vieron varias veces burros de los de cuatro patas, que tanto tiempo hace ya casi han desaparecido de nuestra tierra, y que para mí son de verdad entrañables porque me recuerdan la infancia. Quedan si, los de dos patas, pero esos me gustan menos, entre otras cosas porque sus coces suelen ser dadas con peor intención.

Al final le llegó el turno a Lines. Se acercó al atril tranquila, con calma se caló las antiparras, y nos leyó cuanto tenía que decirnos. Quedó como una auténtica reina sentada en lo que ella llamó sillón. Pero no, Lines, lo tuyo no fue un sillón. Fue un auténtico Trono con mayúsculas. Y ya que te hablo así, en directo, te diré que hoy te robo el puesto de cronista porque estaría muy mal que la crónica la hicieras tú, y te alabaras a ti misma. Las alabanzas hoy las tenemos que hacer nosotros, los que vimos los toros desde la barrera, para decirte que, ¡estupendo todo!, y darte las gracias por habernos nombrado uno por uno a todos los compañeros del Taller,y por las palabras cariñosas que hubo para cada uno de nosotros.

Los dibujos de Lengomín son todo un lujo para el libro. Este muchacho es un verdadero artista, y es una pena que sea tan poco reconocido. Puede que pasando el tiempo alguien le descubra, y entonces diremos lo que los viejos de mi pueblo, que después del burro muerto, la cebada al rabo.

La telonera del evento fue Nieves, pero no olvide que las grandes artistas, casi todas fueron teloneras en sus comienzos. Es un auténtico lujo poseer un libro artesanal salido de manos tan primorosas. Os envidio a cuantos le tenéis.

¿Escuchasteis bien los aplausos? Creo que fue apoteósico. Oyes, y la Corporación Municipal peco menos que en pleno. Fue algo que hasta ese día no se había visto en San Vicente de la Barquera, porque fueron las gentes del pueblo arropando y aplaudiendo a cuatro vecinos. ¡Qué cosa más bonita! Sobre todo si tenemos en cuenta que la mitad de las veces que hablamos del vecino es para sacarle defectos.

Deberíamos de hacer cosas de este tipo con más frecuencia, para ver si así, aprendíamos todos a querernos un poco más, que tampoco sería poco lo que aprendiéramos.

Jesús González González.
Noviembre 2010

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Fermosa crónica!, casi no veo lo que pongo, ¡gracias!, hasta ahora no me había dado cuenta de nada de lo sucedido, en este momento siento la emoción que no había dejado salir todavía, te lo agradezco. Snif.snif...

Flor dijo...

Caballero de los de antes
al pan,pan y al vino,vino
nadie mejor que tú
podia haberlo descrito

Ademas hay una cosa
se nota en tus palabras
que nos quieres,nos estimas
y con frases nos halagas

Gracias por tanto cariño
y tantos ratos amenos
que tú nos haces pasar
cada vez que te leemos

Por eso yo aqui te envio
que el otro día se me olvido
un saco lleno de besitos
pues me sobran un monton