sábado, 27 de noviembre de 2010

HE CREÍDO PRUDENTE EL SILENCIO

He creído prudente el silencio
y escuchar su sonido en la noche,
se murmuran silentes palabras
y me llegan calladas las voces.

Pero todo es silencio en el pecho,
hay susurros que prestos se esconden,
como gotas llorosas del cielo
que la lluvia regala sin orden.

Soledad es la eterna palabra
y el silencio su amor y su cómplice,
yo te abrazo silencio profundo
como abrazan los niños las flores.

Me responden calladas las sombras
las que dejan las ramas del roble,
las que estiran sus pasos la luna
más allá de la estepa y el bosque.

Hasta el potro que pasa despacio
interrumpe sin más su galope,
y el venado que baja hacia el río
va despacio buscando su norte.

Una urraca se posa en el haya
y el silencio de pronto se rompe,
es el buho que lanza sus gritos
la lechuza llamando a los hombres.

Y de pronto quizás me estremezco
pues escucho en silencio las doce,
es la calma que llega axfisiante
como niebla que abriga y que rompe.

Yo quisiera romper el silencio
y alterar su tupido desorden,
y quisiera fundirme en sus labios
y sentir junto a él mis canciones.

Pero todo es silencio sin pausa,
el que suena cual música acorde,
el que grita y que gime en silencio
y a mis labios pregunta y responde.

"...He creído prudente el silencio
y ha calmado el volcán sus pasiones,
ya la lava recorre mis venas
y la sangre pronuncia tu nombre..."

Rafael Sánchez Ortega ©
27/11/10

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